1. Una reflexión pendiente

Esta omisión analítica se produce en un contexto en donde los matrimonios de Presidentes y Gobernadores han adquirido una enorme significación política. Esposas que suceden a esposos. Maridos que, pretextando proteger a su cónyuge, despliegan poderes en la sombra y a plena luz del día.
Hay de todo en la casita: Primeras damas que prefieren el anonimato; Primeros caballeros dedicados al cuidado de los hijos y del patrimonio familiar. Incluyendo aquel siniestro designio de utilizar el matrimonio para burlar el republicano principio de periodicidad de los cargos públicos o las restricciones constitucionales a la reelección.
Todo esto sin olvidar las complicaciones adicionales que se derivan de la existencia (real o presunta) de Segundas Damas, como ha quedado de manifiesto, por ejemplo, en algunos funerales de Estado celebrados en el siglo XX en la vieja Europa.
Atrás ha quedado aquella regla, propia de una sociedad en donde la mujer argentina aparecía condenada a un rol secundario, donde las Primeras Damas eran, en unos casos (cuando el cuerpo acompañaba), meros objetos decorativos y, en otros, agentes de la beneficencia oficial.
2. Una amplia tipología
En realidad, un rápido repaso a nuestra historia nacional y local permite comprobar que hay tantos modelos de primera dama como esposas de Presidentes y de Gobernadores constitucionales hubieron. Regina, Evita, Elena, Lorenza, Silvia, Isabel, María Georgina, Zulema, Betina, Josefa, Ximena, construyeron y construyen día a día su papel, su perfil, su estilo.
Algunas miraron (o miran) a la nobleza europea, otras a sus pares republicanas en Europa o en Estados Unidos; las hay también quienes se dejaron guiar por parientes o asesores de imágenes, o prefirieron inspirarse en antepasadas poderosas. Hubo quienes se dedicaron a medir el largo de las faldas de las colaboradoras en las campañas electorales (especialmente de las cantantes de tango), y quienes quedaron a cargo de "elevar" preces por las almas amigas de su marido.
Por lo que a la historia remota de Salta se refiere, conviene recordar el siguiente párrafo de Bernardo Frías, que desmiente el presunto machismo de la política local: Todas las resoluciones, conjuraciones y sediciones en Salta desde comienzo de la guerra hasta la caída del gobernador Latorre en 1835, fueron hechas por las mujeres que habían tomado la política como oficio propio de su sexo.
Conviene aclarar que la insistencia de esta nota en las primeras damas se explica por el hecho de que, salvo el caso de Néstor Kirchner, no hay en nuestra historia antecedentes de Primeros Caballeros. Los hay, si, de esposos de ministras, pero no es el momento de abordarlos aquí.
3. El caso de la provincia del Chaco
La reciente conducta de la esposa del Gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, encendió varias alarmas.
La Primera Dama Chaqueña arremetió contra el ministro de Salud, a quién piensa querellar judicialmente, luego de que el ministro manifestara que no le molestan las críticas de la esposa del gobernador: "Conozco a Sandra. Es muy, digamos, verborrágica y temperamental".
Antes doña Sandra Mendoza había dicho que el ministro era lento como una babosa embarazada, cuando lo escucho me descompongo. A su juicio, también el ministro de Gobierno debería marcharse sino es capaz de cuidar la seguridad de su esposo el Gobernador cuando es atacado por manifestantes del campo.
La facundia de la primera dama ha provocado ya varias renuncias: La de la ministra de Desarrollo Social (que no pudo soportar la Alta Recomendación de que saliera mas a la calle y estuviera menos en la oficina), la del jefe de prensa de su marido el Gobernador, la de una subsecretaria de Asuntos Sociales.
La Primera Dama Chaqueña es, además, diputado provincial. En este carácter, según la prensa de hoy, agredió a una diputada radical (a la que, empleando un lenguaje no parlamentario, llamó hija de puta, asquerosa de mierda), que había criticado a los legisladores que abusan de licencias por enfermedad. Sólo la intervención de varios diputados impidió que la agresión verbal se acompañara de mechonazos y arañazos.