
También aparecen en la nómina de nuevos asesores de Yarade funcionarios que han tenido rango, legal o fáctico, de ministros, como es el caso del exsecretario general de la Gobernación Raúl Romeo Medina o la exsecretaria de Cultura Eleonora Rabinowicz.
Curiosamente, Nuevo Diario cita, junto al nombre de cada exfuncionario, su número de Documento Nacional de Identidad, dato del que se desprende que son las damas las "decanas" del lote de afortunados, "repescados" para la política. Encabezan el ranking de veteranía las señoras Altube y Rabinowicz, con DNI comenzados en 10 y 11 millones, respectivamente.
Completan el elenco el exsecretario de varias áreas y especialista en rotaciones en la segunda línea, Rubén Fortuny, cuya carrera funcionarial parece signada fatalmente por la ambigüedad y la provisionalidad, y los exsecretarios Lucas Sebastián Amado, Gustavo López Asensio, Leonor Adriana Portal y Oscar Pedro Guillén.
Nuevo Diario informa también que la designación de estas personas es retroactiva al día 10 de diciembre, es decir, el mismo día de la finalización del gobierno de Juan Carlos Romero y el día del cese de los designados en sus funciones anteriores. Los nuevos asesores revistarán en el agrupamiento político categoría A y disfrutarán de una remuneración mensual de $1.600, según el diario, que cita fuentes parlamentarias.
Desde la oposición se ha señalado estas designaciones convierten al Senado de Salta -controlado estrechamente por el romerismo- en una suerte de "seguro de desempleo" para algunos de los que inesperadamente no continúan en sus cargos después del 10 de diciembre. Para mayor agravio institucional -dicen- la palabra "Senado" es hoy sinónimo de "refugio", en alusión no sólo a los nuevos asesores de Yarade sino al "retiro activo" del fundador del antiguo régimen.
De acuerdo a estas mismas fuentes, estas designaciones benefician solamente al "segmento medio" del romerismo. El segmento "alto" estaría integrado por aquellos que han conseguido hacer la transición de la vida pública a la privada en base a las rentas que generan sus enormes fincas en Rivadavia u otros negocios ya montados con anterioridad.
El segmento "bajo", abandonado a su suerte por los anteriores, está integrado por quienes hoy peregrinan por los despachos del actual gobierno en busca de una "justa reparación" a sus anteriores "servicios a la Patria". Son los que, para coquetear con el urtubeysmo, utilizan como carta de presentación la famosa frase: "Yo era un técnico y me daba asco lo que veía".