
Pero en boca de estos altos cargos de la política, el empleo del sustantivo "gente" suena a un atajo fácil para referirse al "conjunto de los ciudadanos", a un sucedáneo poco feliz de la palabra "pueblo", venida a menos quizá por el abuso que de ella hicieron los totalitarismos de uno y otro signo, y por la mala prensa que entre nosotros tiene la expresión "populismo".
Por tanto, la perplejidad del ciudadano es infinita cuando uno lee en la prensa que al señor ministro de Justicia de Salta le desvela la ambición de poner "la Justicia al servicio de la gente".
Pero, ¿al servicio de quién está ahora la Justicia? se preguntan muchos.
La respuesta sólo puede darla el ministro.
Aunque el ministro de Justicia no lo sepa, "gente" significa también "persona decente", y así lo consigna el Diccionario. ¿Habrá querido el señor ministro referirse a nuestra "gente decente"? ¿Y la otra? ¿Es que no hay Justicia para ellos? ¿Qué piensan de esta afirmación las decenas de jueces estudiosos y trabajadores que a diario empeñan su talento en beneficio de los justiciables?