
Así como alguna vez un alto responsable político recomendó valorar a los candidatos a ocupar un cargo "por el orden de su mesa de trabajo" (según esta teoría los desordenados serían "mentes dispersas", muy poco recomendables), mucha gente -y mucha gente común- aprecia cada vez más los detalles "de forma" de los políticos: Sus formas de moverse, de conversar, de gesticular, de tratar con la gente llana.
Pero también es objeto de análisis y, en algún caso de especulación, la forma en que los políticos se presentan ante el público: el modo en que se visten o se sientan.
A los integrantes del nuevo gobierno de Salta les sucede, aunque ellos no lo quieran o no lo perciban, lo mismo que a los que integran los gobiernos de Sarkozy, de Rodríguez Zapatero o de Angela Merkel: La gentes los ve, los escudriña, los escanea con la mirada y, sin quererlo, los clasifica.
Expertos en estas cuestiones han señalado, casi por unanimidad, al vicegobernador Andrés Zottos como el más elegante y discreto miembro del gobierno. Hay quienes atribuyen estas cualidades al perfil bajo y a la sobriedad de la escribana Marisa Yudi, la elegante esposa del vicegobernador. Obtienen también nota positiva los ministros Antonio Oscar Marocco y Carlos Parodi, con estilos radicalmente diferentes: clásico, en el caso de Marocco, juvenil y osado, en el caso de Parodi.
Le siguen en este particular ranking el propio gobernador Urtubey y su señora Ximena Saravia Toledo, impecables en casi todas sus apariciones públicas.
Un poco más abajo y no demasiado lejos de los anteriores, la ministra Nora Giménez, dueña de una soltura muy especial y portadora de un estilo clásico de innegable elegancia.
Los expertos coinciden en colocar en el lugar menos favorecido de la lista al ministro de Justicia Nicolás Juárez Campos, al que muy pocas veces se ha visto enfundado en el "uniforme de ministro". Tal vez por convicción, tal vez por comodidad, por los rigores del clima o por un "ropero espartano", el ministro ha preferido la informalidad y los tonos claros a la circunspección de la clásica indumentaria ministerial.
Otros, más observadores, han puesto de relieve el "modo muy personal" con que el ministro lleva su relación con las sillas y los sillones, llegando a diversas conclusiones.
Dejemos que el lector extraiga las propias, a la vista de la siguiente galería de imágenes.






