En el país de las denuncias, la responsabilidad de los huevazos es de otro

Se viven tiempos en que se denuncia cualquier cosa. Son épocas de hiperinflación de cartas documentos redactadas en lenguaje prejurídico, en las que sobresalen frases como "lo hago responsable de...". Cartas que son escritas con empecinada convicción por autores cargados de razones, que parecen haber sido criados en los valores de aquella vieja canción mejicana que dice... "con dinero o sin dinero tu haces siempre lo que quieres y tu palabra es la ley". Alicia Kirchner hueveada en Río GallegosA la hora de "hacer responsables", ya la gente no se corta y no se limita a redactar tímidas cartas denunciando "incumplimiento de contrato", sino que se tiende a responsabilizar a otros por "el deterioro psíquico de mi cuñada", "por genocidio mental", "por asociación ilícita de una sola persona", por "mobbing sentimental" o "por el agravamiento de la condición intestinal del abuelo".

A raíz del incidente del huevazo que afectó al señor Macri y a la señora Giménez, descubrimos también que se puede hacer responsable a alguien "por estar donde no debía". No importa que esta responsabilidad sea declarada -con pompas de santa palabra- por el propio agresor, es decir, por el mismísimo agente de los hechos.

En efecto, una organización "antiimperialista" llamada Martín Fierro, se ha adjudicado la autoría (como se decía antaño) de la agresión mediante el lanzamiento de huevos a la presentadora de televisión Susana Giménez. Puede resultar anecdótico el hecho de que tal organización responda a las órdenes de la señora Alicia Kirchner, ministra de Acción Social del gobierno nacional, que en una ocasión muy recordada fuera hueveada y enharinada (salvajemente, por cierto) en Río Gallegos. En aquella ocasión, nadie se atrevió a decir que la "responsable" de que la ministra quedara con los anteojos como Míster Magoo fuera la propia señora Kirchner, "por estar en donde no debía".

Sin embargo, los Martín Fierro (por así llamar a estos pacíficos antiimperialistas) han dicho que el huevazo no estaba dirigido a Susana Giménez (contra la que "no tienen nada") sino contra Macri (contra el que, se supone, "tienen algo" y no precisamente algo parecido al bolero aquel que dice "hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo").

En definitiva, que el comunicado de Martín Fierro asume sólo la puntería y la certeza del huevazo, pero niega cualquier "responsabilidad" en la agresión. Es como si un asesino asumiera que fue él quien empuñó el cuchillo homicida, pero al mismo tiempo dijera: "es que el occiso se atravesó imprudentemente en la trayectoria de la puñalada". Martín Fierro ha dicho: "Responsabilizamos a Macri por la situación que les ha hecho pasar" (a Su y a las Madres del Paco).

Por supuesto, se espera que mañana la Giménez, en base a tan contundente sentencia, se dirija al Gobierno de la Ciudad exigiendo las reparaciones civiles del caso, que incluyen no solo los gastos de tintorería, los de peluquería y el lucro cesante, sino además una indemnización por estress, otra por "equilibrio psíquico en franco deterioro", otra por "lesión a su imagen pública" y la cantidad de damnum emergens que se le ocurra, pues vivimos en el país de las denuncias, de los abogados prejurídicos y de los jueces que duran en sus cargos mientras no cometan las frecuentes barbaridades que cometen.