Si a ello se suma el hecho de que un tercer sector, esta vez del activismo deportivo nacional, reclama para la Selección Argentina de Fútbol un "conductor" al estilo del catalán Xavi Hernández Creus, por aquello de su sintonía con Messi, no cabe otra cosa que concluir que España se ha convertido en un espejo ambiguo y deformante en el que los argentinos sometemos a examen nuestros defectos más horribles.Debido a que me toca seguir los acontecimientos desde el otro extremo del mostrador, o del espejo, según se mire, me está entrando una cierta pica y deseos de revertir esta injusta y asimétrica situación que tanto perjudica los intereses nacionales y desequilibra su balanza exterior.
A tal efecto, pienso dirigir una carta personal al presidente del Gobierno español y al líder de la oposición, recomendando a ambos renunciar, abandonar sus respectivas oficinas en helicóptero con rumbo a Ceuta, e instruir a sus parlamentarios para que designen presidente, otorgándole la suma del poder público y sin necesidad de celebrar elecciones, al exgobernador de la Provincia de Buenos Aires, don Eduardo Duhalde, quien de aquí en más -y con devaluación unilateral del euro mediante- será el encargado de conjurar la crisis fiscal del Estado español.
Por otro lado, me pondré en contacto con alguna asociación de jueces afines al ultraderechita Frente Nacional (en este país hay asociaciones de jueces para todo propósito y para todas las orientaciones ideológicas) y recomendaré, para el caso de se produzca el fallecimiento de don Antonio Tejero Molina, protagonista visible del último golpe de Estado intentado en España, publiquen en los diarios una esquela que contenga una frase, a elegir, de los pensadores argentinos contemporáneos Ramón Camps y Miguel Etxekolaz.
Finalmente, ya están avanzado los contactos con el presidente de la Federación Española Ángel María Villar, a fin de logar en la FIFA el plácet para que el juvenil trío de centrocampistas del club River Plate, integrado por Marcelo Gallardo, Ariel Ortega y Matías Almeyda, pueda vestir la casaca española en el próximo Mundial de Sudáfrica, a cambio de la cesión del polifacético Xavi.
Todo esto, simplemente para empatar el partido, porque si de pasar al frente se trata, es decir, de superar a España en situaciones surrealistas, el mismo Frente Nacional podría proponer como próximo Premio Príncipe de Asturias a la Concordia a la señora Hebe de Bonafini.
Después de estos intercambios y si con ellos conseguimos corregir los desequilibrios con España, lo que convendría sería dejar a los dos países tranquilos. Que como dijo Lenin, que cada país sea artífice de su destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie.