
Si bien hay que felicitar a la policía que fue capaz de identificar y detener al autor, asombra que el sistema judicial español permita que el bárbaro, que al parecer tenía antecedentes penales, salga rápidamente en libertad campando por sus respetos y esgrimiendo la inútil excusa de su borrachera.
Estamos frente a una manifestación extrema de odio racial.
Sin embargo, hay que advertir también contra ciertos actos de menor intensidad que revelan un poso de xenofobia en capas -bien que minoritarias- de la sociedad española. Por caso, la soberbia y, en ocasiones, el desprecio con que estos individuos miran a los sudamericanos y a otros pueblos que arriban a España por diferentes motivos.
Extraño en un país que ha visto cómo millones de sus nacionales encontraron (y encuentran) libertad, paz y respeto en Sudamérica.
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