Auspiciado por una empresa tabacalera con planta en Chicoana, se realizó ayer en Salta, en el salón de conferencias de un hotel cinco estrellas de abrumador aire norteamericano, el segundo encuentro del ciclo Verano Planeta en Salta. En esta oportunidad el invitado fue el renombrado escritor, antiguo embajador, espléndido caballero y filoso polemista político Jorge Asís.
Alertada sobre las avalanchas que suelen provocar, en los tiempos que corren, las citas cultas en Salta, llegué temprano al hotel, lo que me permitió recorrer algunos de sus salones en donde disfruté del aroma suave y envolvente de las azucenas que decoraban los ambientes.
A medida que transcurrían los minutos comenzaron a llegar los invitados y los curiosos, que terminaron por conformar un auditorio variopinto en el que destacaban las damas erectas, algunas con gesto adusto y distante, otras dejando fluir una discreta sonrisa que, a la vez que insinuaba amabilidades rechazaba cualquier aproximación de desconocidos. Casi todas ellas parecían haber salido recién de las peluquerías de María Pedano o de Marina.
Pude apreciar que muchas habían desempolvado del arcón de las abuelas ropajes aparatosos y antiguos; otras vestían sencillamente y las más hacían gala de su figura vistiendo apretados pantalones bordados con lentejuelas y dejando a la vista prominentes escotes y blusas que provocaban la ilusión de una cierta desnudez.
En el salón así dispuesto se asistía a una bella competencia entre el seductor aroma de las azucenas y los perfumes de las damas, franceses auténticos los unos, imitaciones de feria americana los otros.
Con la presencia del moderador Nino Ramella comenzó el acto.
La figura, el genio, el lenguaje corporal, la simpatía y el verbo de Jorge Asís descollaron. Quienes le conocían solamente por haber leído sus Flores robadas en los jardines de Quilmas, puede que se sorprendieran por su exhuberancia idiomática, por su sentido del humor, y por la fina ironía con la que abordó los asuntos políticos contemporáneos.
Comenzó refiriéndose a su obra literaria que Editorial Planeta acaba de reeditar, para luego, como no podía ser de otra manera, zambullirse en la política argentina y reflexionar sobre el ejercicio del poder, apoyándose en uno de sus recientes libros.
En este apartado polémico, sugirió que el régimen (al que calificó como cesarismo conyugal) no será eterno y que implosionará, entre otros motivos, por las obvias incompatibilidades entre las corrientes del peronismo y el neo montonerismo que conviven hoy en la Casa Rosada.
Una señora, de claros rasgos sesentistas, disgustada con las opiniones políticas que vertía el orador, se atrevió a interrumpirle reclamándole que se centrara en la literatura.
Jorge Asís sorteó el escollo con elegancia, y todo finalizó entre aplausos, promesas de visitas, miradas expresivas, y saludos de pasillo, sin que las luces ni la aglomeración humana lograran destruir aquel aroma de las azucenas.
Había cesado la lluvia y Salta, su cielo sin par, su envidiable clima veraniego, lucían con singular hermosura.