
Dice Hernán Ulm de la muestra: "Se nos exige tener un rostro, dar la cara, ser nosotros mismos. El rostro aparece como la identidad que el mundo social nos asigna. Pero nunca nos parecemos a nosotros mismos. Ni siquiera en el espejo somos aquellos que la imagen nos devuelve. Tal vez ese sea el secreto que el arte del retrato exhibe: a cada instante somos distintos de aquellos que nuestro rostro da a ver.
Por ello, los retratos de Vicky Montaldi y Alfredo Andrei no duplican, ni reflejan la identidad de sus modelos, no buscan el “parecido” sino que intentan capturar las fuerzas que lo deshacen y lo convierten en aquello que nunca ha sido, en aquello que no puede ser. No se trata de impericia o de falta de capacidad: en la sutil distancia que nos separa de nosotros mismos, en el trazo que nos resume y nos desvía, estos retratos dan a ver las fuerzas que a cada instante nos hacen diferentes de los que somos, que nos hacen ser los que nunca fuimos: imágenes puras, que no buscan su modelo sino que antes lo rechazan.
De esa forma, a contrapelo del “pacto de semejanza” que exigía Burckhardt, los retratos de Montaldi y Andrei nos susurran una verdad oscura y escandalosa: “sois los sin semejanza, sois los siempre desemejantes”. Somos los que no tenemos rostros. Los siempre enmascarados. Hay una desemejanza original.
De tal manera, Montaldi y Andrei producen seres de pintura que afirman su propia potencia haciendo visible el abismo en el que no cesamos de desaparecer. Nuestra fragilidad está allí y estos retratos extraen de esa fragilidad toda su fuerza pictural. Nunca nos parecemos a nosotros mismos. No tenemos un rostro. Los retratos de Montaldi y Andrei, nos dejan vivir en esa felicidad".