
El nombre que reciben estas fiestas proviene claramente del italiano 'corso', palabra que en este idioma tiene varios significados, entre los cuales sobresalen tres: el de «calle urbana de una particular importancia» el de «movimiento de las personas en la calle» y el de «paseo público».
El «corso», como su origen etimológico indica, representa una ocasión para que las personas de cualquier condición celebren juntas, en el exterior, un acontecimiento importante. Generalmente esta celebración coincide con la llegada de la primavera, o con las fiestas del carnaval, al final del invierno, en los días en torno al Mardi gras (o Martes de Carnaval, día que antecede al Miércoles de Ceniza).
La palabra «corso», entendida como desfile, no puede ni debe confundirse con la misma palabra que se utiliza para designar a los nativos de la isla de Córcega, ya que la primera deriva del latín «cursus» (femenino «cursa», neutro «cursum»), que significa carrera o viaje, mientras que la segunda deriva del latín «corsus» (femenino «corsa», neutro «corsum»), que significa nativo de la isla de Córcega.
Probablemente, la razón por la que la palabra «corso» no aparece en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española se halla en la existencia de la palabra 'coso', que deriva también del latín «cursus» y que se emplea para designar la plaza, sitio o lugar cercado, donde se corren y lidian toros y se celebran otras fiestas públicas, o la calle principal en algunas poblaciones, y antiguamente se empleaba como sinónimo de curso, carrera y corriente.
Otra explicación probable es la de que, a diferencia de Holanda, Bélgica, Alemania y Francia, los desfiles de carrozas de flores no son muy comunes en España, a excepción de la muy famosa Batalla de Flores que se celebra todos los años el último viernes de agosto en la ciudad cántabra de Laredo.
Es cierto que la palabra 'corso' no aparece recogida en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española con el significado de "desfile popular", pero sí aparece, varias veces, en el Corpus del Español del Siglo XXI elaborado por la RAE. Los escritos en los que aparece esta palabra han sido publicados, en su mayoría, en Argentina, Bolivia y Paraguay, por ese orden.
Por si quedaran dudas, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) -que está patrocinada por la Agencia Efe y BBVA, es asesorada por la RAE, y cuyo objetivo es colaborar con el buen uso del español en los medios de comunicación y en Internet- dice que la palabra «corso» se emplea en Argentina, Bolivia y algunos otros países americanos para referirse a los desfiles de carnaval. Y añade que la palabra «corsódromo» tiene, al menos en Argentina, bastantes años de uso y puede considerarse apropiada para referirse al lugar por el que discurren esos desfiles.
Un sinónimo imposible
La palabra 'carnaval' es también una palabra de origen europeo, con raíces en el latín, que ha pasado prácticamente igual a todas las lenguas romances. No es, sin embargo, sinónimo de 'corso', ni puede reemplazarla.La razón es que 'corso' se emplea para llamar al desfile popular por las calles mientras que 'carnaval' es la palabra que sirve para llamar a la fiesta popular que se celebra durante los tres días que preceden a la cuaresma, y en general, a todo aquello que rodea esta festividad, incluido, especialmente, el periodo o espacio de tiempo en que se celebra.
Prueba de que ambos términos no son equivalentes ni intercambiables es el hecho de que, entre nosotros, los 'corsos' pueden tener lugar en cualquier época del año, mientras que el carnaval -incluya o no corsos- se celebra alrededor de los días señalados por el calendario.
Cerrillos y la herencia europea
Es en el pueblo salteño de Cerrillos -lugar en el que desde hace más de un siglo y medio se celebra una de las fiestas de carnaval más importantes y singulares del país- en donde mejor se ha sabido distinguir siempre entre los 'corsos' y el 'carnaval'.Esta distinción no ha sido siempre tan clara en su gran vecina, la ciudad de Salta, en donde tradicionalmente los corsos han coincidido con la celebración del carnaval, hasta llegar a confundirse con él.
Durante tres cuartas partes del siglo XX, los famosos Corsos de Flores de Cerrillos, constituyeron la antesala del carnaval, pero sin llegar a identificarse, y menos a confundirse, con el carnaval propiamente dicho.
Existen entre las dos fiestas no solo diferencias cronológicas (los corsos precedieron siempre al carnaval), sino también regulatorias y hasta sociológicas.
En efecto, los Corsos de Flores se caracterizaron siempre por la prohibición rigurosa del juego con agua, talco o pintura, elementos permitidos, en cambio, durante los días de los así llamados carnaval 'grande' y carnaval 'chico'.
De alguna forma, los excesos y el descontrol propios del carnaval no tenían cabida en el Corso de Flores, durante cuya celebración solo se permitía arrojar flores, aguas floridas, serpentinas, confeti y elementos similares.
A pesar de sus innegables raíces populares, el Corso de Flores de Cerrillos era una fiesta impulsada, organizada, financiada y en buena medida también protagonizada por lo que antiguamente se podía llamar la 'acomodada burguesía lugareña', un grupo relativamente pequeño, sin apenas pretensiones aristocráticas, que encontraba en el corso la oportunidad y la excusa para compartir la calle y la alegría con los sectores más populares.
Eran estos, sin embargo, los auténticos protagonistas del carnaval; es decir, de la fiesta grande que se desarrollaba días más tarde en las carpas, en las fondas y en las calles de Cerrillos, lugares en donde estaba permitido el juego con agua, harina y pintura, dentro y fuera de los recintos en los que se llevaban a cabo los bailes populares.
En la ciudad de Salta, en cambio, el juego con agua era considerado normal durante la celebración de los corsos.
Los corsos cerrillanos, en su versión más prístina, con sus desfile de carrozas decoradas con flores, candidatas a reina, disfraces individuales y juegos populares, eran en cierto modo más parecidos a algunos corsos europeos que a los que con el mismo nombre se realizaban -y se realizan aún- en la vecina ciudad de Salta.
Un solo detalle basta para confirmar esta similitud: el destacado protagonismo de la dahlia, una flor omnipresente en el corso cerrillano, de abundante producción en el lugar, que también constituye la esencia del Bloemencorso que se celebra el último sábado del mes de agosto en la ciudad holandesa de Vollenhove y en otras ciudades como Winterswijk o Voorthuizen.
El Corso de Flores de Cerrillos tiene también otros parientes lejanos, como los «corsos fleuris» de Saumur, Firminy, Bagnères-de-Luchon o Valreas, en Francia; los corsos de la isla de La Reunión, y, en el continente americano, el Rose Parade, que se realiza en la ciudad californiana de Pasadena y que es considerado como el desfile anual más popular en los Estados Unidos.