
La OSS, que fue creada por el gobernador Juan Carlos Romero, estaba integrada por músicos cuyo particular régimen laboral les obligaba a revalidar anualmente sus puestos, mediante concursos.
Durante los doce años que duró el gobierno de Juan Manuel Urtubey los músicos reivindicaron una y otra vez su estabilidad administrativa, argumentando que el sistema de concursos anuales conspiraba contra la calidad de la formación y la cohesión del grupo.
Durante el mismo periodo, Urtubey se negó en redondo a atender las demandas de los músicos, a los que precarizó en cuanta oportunidad tuvo a su alcance.
Ayer, sin nada ya que perder, y con objeto de congraciarse con los tenaces artistas, el mismo Gobernador que les negó derechos y que ahondó en su aislamiento administrativo y desconoció su estatura artística, los ha hecho finalmente estables (con ciertas limitaciones), a sabiendas que la factura de la decisión la tendrá que pagar el nuevo Gobernador de Salta, a quien de paso se le ha privado de la oportunidad de solucionar el problema de forma justa y razonable.
Es posible que los músicos beneficiados por la gracia gubernamental recuerden a Urtubey como el Gobernador que hizo posible la estabilidad anhelada, pero también es posible que los más memoriosos recuerden que sus doce años como Gobernador de Salta fueron una especie de travesía en el desierto para los músicos de la orquesta, que tuvieron que luchar contra la terquedad y la arbitrariedad de un hombre que se creyó infalible y que durante su gestión privilegió a folkloristas de poca monta en desmedro del prestigio y la formación de los músicos de la sinfónica.