
Belén Sánchez Guerrero arribó ayer por la tarde a Madrid, como escala previa en su periplo hasta la Ciudad Condal, en donde estará tres meses formándose en el Barcelona Dance Center.
Este prestigioso centro, que trabaja en conexión con el Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso, de la Universidad Juan Carlos I, es también la sede oficial del Bcn Citi Ballet, una joven compañía de danza formada por los alumnos más avanzados de la escuela, del curso de formación profesional y estudiantes internacionales que quieren mejorar su nivel y tener la práctica de la escena.
Para llegar hasta aquí, Belén ha recorrido un largo camino de meritorio esfuerzo en su Salta natal. Allí, donde tiene aparcados por el momento sus estudios de psicopedagogía, ha participado en un certamen llamado Danza Encuentro, organizado por la profesora Emilia Martearena. El triunfo en este certamen le ha sido recompensado con una beca para continuar su formación en Barcelona.
Belén se presentó en Danza Encuentro con tres coreografías; dos de ellas fueron premiadas con medalla de oro y la tercera con medalla de plata. Además, recogió una mención a la mejor intérprete femenina y, por supuesto, la beca para viajar a Europa.
Ayer en Madrid no solo deslumbró con su imponente planta de artista, sino también con sus notables habilidades para la conversación. Durante una charla que duró más de una hora, Belén ha dejado claro que el esfuerzo para poder costearse el traslado y la estancia en Barcelona ha sido casi exclusivamente de su familia y de amigos. No ha dejado de reconocer sin embargo, la «pequeña ayuda» del área cultural del gobierno de Salta, que contribuye a su empeño con una asignación mensual de 2.000 pesos (47 euros, aproximadamente), que percibirá durante los tres meses que dure su formación en Europa.
Parte de los recursos necesarios para el viaje provienen de un espectáculo que Belén, junto a colegas bailarines y amigos, organizó para recaudar fondos y que tuvo lugar hace unos días en el Centro Cultural América de la ciudad de Salta, al que también nuestra artista está agradecida.
La influencia su tío, el pintor Miro Barraza
Belén cuenta que en su decisión de dedicarse a la danza y al arte ha tenido gran influencia la figura de su tío, el pintor salteño Miro Barraza.Cuando Belén tenía once años, recibió una invitación para una obra de ballet (La Bella Durmiente) en la que su tío Miro, sin ella saberlo, representaba el papel del rey. «Ahí me enamoré de la danza», nos cuenta.
Fue precisamente Miro Barraza quien, viendo la insistente inquietud de su pequeña sobrina, la llevó a conocer a Myriam Pedrazzoli, a la sazón, su primera profesora de danza.
«A mi tío Miro Barraza le debo el amor que siento por la danza. Él me la mostró y me empujó a dar los primeros pasos», nos dice.
La danza ha cambiado
Belén ha tenido ocasión también de reflexionar sobre los progresos técnicos de su disciplina.«La carrera de un bailarín profesional es muy corta. Hay muchos riesgos de lesiones y de problemas físicos, porque vamos en contra de lo que es la anatomía, ya que adoptamos posturas que no son humanas».
Sin embargo, Belén confía en que gracias a los avances tecnológicos y en las ciencias de la salud, los problemas antiguos van a ir encontrando solución, a medida de que aparecen también profesionales que se especializan en diferentes patologías relacionadas con la práctica de la danza.
«Ahora hay formas de entrenar que son más saludables. Antes era mucho más fuerte el trabajo de la danza y especialmente el de la danza clásica, que era brutal y muy exigente. Ahora el ejercicio es mucho más plástico y orgánico», analiza.
El futuro
La experiencia europea de Belén tiene, cómo no, un componente personal, pero también es asumida por su protagonista como un desafío social, pues pretende llevar todo su aprendizaje a su ciudad y volcar sus conocimientos en Salta.Desde hace seis años, Belén es profesora de danzas y ha impartido clases durante algún tiempo. Aunque dice no sentirse todavía suficientemente preparada para enseñar como a ella le gustaría, entre sus planes está el de poder formar a otros artistas en su propio estudio.
«En Salta hay muchos niños y niñas inclinados hacia la danza. No sé si decirte que se ha puesto de moda, pero sí puedo decir que se generó ese contagio que produce el descubrimiento de que el ballet no es un arte elitista, que no es solo para un cierto sector de la sociedad».
Para Belén sería muy bueno que su arte se abriera aún más y que llegara a haber oportunidades para todos. «Porque la danza clásica te enseña una disciplina que no se emplea solamente para bailar sino para la propia vida de uno, para llegar a ser más organizado, más responsable, para tomarte las cosas en serio, para ayudarte a madurar».
Una reflexión sobre la educación y la cultura en Salta
Belén cree que en Salta el sistema educativo -al que califica de precario- no enseña a los niños a valorar adecuadamente el arte.«Te enseñan como que existe solamente un mundo, por eso creo que el sistema educativo tendría que ampliar su panorama de enseñanza y favorecer la aparición de adultos referentes, para poder orientar a los niños y a los jóvenes y ayudarlos a decidir su futuro», asegura.
Las reflexiones de la bailarina salteña en este aspecto nos recuerdan que la cultura no es un adorno sino que es una herramienta de supervivencia.
«A veces, vivir en una sociedad tan estructurada, hace que tengamos miedo de salir y enfrentarnos a cosas nuevas. En Salta no se nos enseña ciertas habilidades sociales que hoy son necesarias para salir adelante en un mundo tan competitivo».
Belén nos cuenta que hay cosas que se aprenden de otro modo: «Quizá siendo curiosos o a través de la tecnología, que es maravillosa», nos dice. En su caso, han resultado decisivos en este aspecto la influencia de su familia y la guía constante de su madre, que la animó a perseverar aun en los momentos más duros de su formación como artista.