
Cada año una Sección Nacional de este Organismo Internacional patrocina el día e invita a un escritor del país a escribir un mensaje para los niños del mundo y a un ilustrador a diseñar un póster, materiales que se utilizan en todo el mundo para promocionar los libros y la lectura.
Al final de su carrera, Andersen había escrito más de 150 cuentos infantiles, por lo que es considerado como uno de los más grandes autores de la literatura mundial.
La Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY) está compuesto por asociaciones y personas de todo el mundo comprometidas con la idea de propiciar el encuentro entre los libros y la infancia.
IBBY se fundó en Zúrich (Suiza) en 1953 y está constituida por más de sesenta Secciones Nacionales.
Las Secciones Nacionales están organizadas de distintas maneras y operan en los planos nacional, regional e internacional. En los países en que no existe una Sección Nacional puede haber miembros de IBBY a título individual.
Los miembros de las distintas Secciones Nacionales representan todos los campos de actividad relacionados con los libros para niños: autores e ilustradores, traductores, editores, periodistas y críticos, maestros, profesores y estudiantes universitarios, bibliotecarios y libreros, padres y asistentes sociales.
Los objetivos de esta organización son:
• Promover el entendimiento internacional a través de los libros para niños y jóvenes
• Facilitar a los niños y jóvenes de todos los países oportunidades para acceder a los libros de calidad literaria y artística
• Favorecer la publicación y distribución de libros de calidad para niños y jóvenes, especialmente en los países en desarrollo
• Proporcionar apoyo y formación a quienes trabajan con niños y jóvenes y con los libros concebidos para ellos
• Estimular la investigación y la publicación de trabajos académicos en el campo de los libros para niños y jóvenes
Mensaje del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil
¡Crezcamos con los libros!En mi más tierna infancia me gustaba construir casitas con bloques y todo tipo de juguetes, solía usar como tejado libros infantiles ilustrados; en sueños, subía hasta el interior la casa, me acostaba en la cama hecha con cajas de cerillas y contemplaba las nubes o el cielo estrellado, todo dependía de la imagen que más me gustase.
Instintivamente, seguí la ley de vida de todo niño que busca inventarse un ambiente cómodo y seguro, para conseguirlo, un libro infantil fue de auténtica ayuda.
Después me hice mayor y aprendí a leer, en mi imaginación, un libro comenzó a parecerse más una mariposa o incluso un pájaro, que a un tejado. Las páginas del libro eran como alas y susurros. Era como si el libro situado en el alféizar saliera volando inesperadamente por la ventana abierta hacia espacios desconocidos. Lo cogí, lo empecé a leer y el libro se tranquilizó. Después lo seguí a través de otros mundos y parajes, mientras mi universo imaginario se iba extendiendo.
¡Qué alegría tener un nuevo libro en mis manos! Al principio no sabes de qué trata, te resistes a la tentación de abrirlo por la última página, ¡y qué bien huele! No es posible descomponer su olor: tinta, pegamento… no, no lo es. Tiene un aroma especial a libro, uno excitante y único. Las puntas de algunas páginas se pegaban como si el libro no se hubiera despertado aún, se despierta cuando lo empiezas a leer.
A medida que vas creciendo el mundo de alrededor se va complicando. Te enfrentas a cuestiones que incluso un adulto es incapaz de resolver. Sin embargo, es conveniente poder compartir las dudas y los secretos con alguien, por tanto aquí es cuando el libro viene en tu ayuda. Probablemente muchos de nosotros nos hemos planteado: ¡yo he escrito este libro! Y el personaje favorito de pronto parece ser como tú. Vive los mismos problemas y los trata con dignidad; otro personaje no se parece a ti en nada pero quieres que sea como tu ideal, pretendes ser tan valiente y capaz como él.
Me hace reír cuando un chico o una chica dice “no me gusta leer”, no les creo, seguro que toman helado, juegan y ven películas muy interesantes. En otras palabras, les gusta divertirse. La lectura, frente el desarrollo de los sentimientos y la personalidad, no es una tarea tan agotadora, si bien, ante todo, es un gran placer.
¡Precisamente, esta es la intención de los autores que escriben libros para niños!
Escrito por Sergey Makhotin
Fuente: IBBY.