
Destinada a niños de entre 8 y 12 años, esta actividad permite acercar, a través del juego, a los más pequeños a la práctica arqueológica y aprender cómo los arqueólogos investigan en el laboratorio.
Limpiar ollas y huesos, mirarlos bajo la lupa y analizar sus características para entender la vida de los hombres del pasado, serán algunas de las actividades que te invitamos a compartir.