
Braille nació el 4 de enero de 1809 en el pueblo francés de Coupvray y falleció el 6 de enero de 1852. A los tres años de edad sufrió un accidente que le privó de la vista: imitando a su padre, que era artesano, se dañó uno de los ojos con el punzón que utilizaba para perforar el cuero. Poco tiempo después el ojo enfermo infectó el sano y el pequeño Louis perdió la vista para siempre.
A pesar de ello, Braille asistió durante dos años a la escuela de su localidad natal, y aunque demostró ser uno de los alumnos más aventajados, su familia creyó que el muchacho nunca podría aprender a leer y escribir. Cuando cumplió los diez años ingresó en la escuela para chicos ciegos de París, una de las primeras instituciones especializadas en este campo que se inauguraron en todo el mundo.
En 1824, siendo alumno de Real Instituto para Jóvenes Ciegos de París, deseaba poder leer libros igual que los otros chicos y es por ello que trabajó para crear un alfabeto táctil que fuera fácil de aprender, reproducir y usar.
El sistema Braille, es un alfabeto táctil de seis puntos distribuidos en un rectángulo de 3X2 que representa las letras, números y símbolos de la mayoría de los idiomas del mundo. Tiene un rol esencial en la vida de millones de personas ciegas de todo el mundo al permitirles acceder a la información impresa y al estudio junto con sus pares.
Para los estudiantes ciegos, el braille es la llave de la alfabetización y de un empleo futuro; sin embargo, las leyes actuales de derecho de autor requieren que las escuelas consigan permiso para reproducir libros en formatos accesibles tales como braille y macrotipos. Si los países no tienen excepciones para estos casos, se crea una importante barrera que impide a los niños ciegos y deficientes visuales el acceso a la educación ya que no pueden tener los libros y materiales de estudio que necesitan.
Además, los libros braille producidos por organizaciones que brindan servicios a las personas ciegas de un país no pueden compartirse con otro. Cada uno tiene que producir sus propios libros accesibles, lo que crea una innecesaria duplicación de trabajo y un costo mayor, que podría reducirse si los libros de texto en braille se pudieran compartir.
La Unión Mundial de Ciegos (UMC) ha trabajado con otras organizaciones internacionales y con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) a fin de crear un convenio para eliminar en todo el mundo las barreras al conocimiento. El resultado fue el Tratado de Marrakech, aprobado en junio de 2013.
Este tratado es un acuerdo internacional de derecho de autor que entrará en vigor cuando cuente con la ratificación de 20 países. Establece que los que lo ratifiquen deben tener una ley nacional que permita a las personas discapacitadas visuales o con dificultades de lectura tener libros en formatos accesibles, tales como braille sin necesidad de pedir permiso al propietario del derecho de autor. También autoriza a las bibliotecas y a las organizaciones que brindan servicios a las personas ciegas a compartir versiones accesibles de los libros y otras obras a través de las fronteras, también sin permisos especiales.
Hasta la fecha, el Tratado de Marrakech fue firmado por 81 países, pero sólo cuatro lo han ratificado: India, El Salvador, los Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
La Unión Mundial de Ciegos (UMC) es la organización global que representa los 285 millones de personas que se estima son ciegas o deficientes visuales en el mundo. Sus miembros son organizaciones dirigidas por discapacitados visuales para la propia defensa de sus intereses y entidades que les brindan servicios en más de 190 países, así como organizaciones internacionales que trabajan en el campo de la discapacidad visual.