Los Cuerpos de Policía Infantil en Salta, una seria alternativa a las escuelas

Los llamados Cuerpos de Policía Infantil se están convirtiendo en una seria alternativa al sistema educativo formal. Así se desprende de una comunicación oficial de la Policía de Salta en la que se anuncia el inminente comienzo del «periodo lectivo»  (sic) de estos escuadrones infanto-policiales.

El anuncio tiene lugar en el preciso momento en que una tremenda huelga docente mantiene paralizada la educación pública en Salta, cuyos estudiantes llevan casi un mes sin recibir clases de forma regular.

En la comunicación de la Policía se puede leer con bastante claridad que el objetivo de los Cuerpos de Policía Infantil es «promover el acercamiento comunitario desde la niñez, inculcando valores humanísticos de solidaridad, compañerismo, autoprotección, así como de respeto a las normas sociales y su importancia para una armónica convivencia comunitaria».

Ante semejante invitación a la cordura y a la civilización, cualquier padre salteño dudaría entre enviar a sus hijos a las conflictivas y mal mantenidas escuelas o hacerlo a los boyantes Cuerpos de Policía Infantil, que no solo prometen estas maravillas sociales y espirituales a nuestra niñez sino que cuentan con una asombrosa oferta: 199 escuadrones diseminados por todo el territorio provincial.

Mientras el número de comisarías infantiles de Policía se acerca peligrosamente al número de escuelas, el Jefe de la institución, comisario Marcelo Lami, ha agradecido el apoyo del gobierno provincial para el mantenimiento de estas casi 200 escuelas de policía, agradecido al Ministro de Seguridad, Alejandro Cornejo D'Andrea y a los «operadores comunitarios con la infancia».

Si bien en ninguna norma legal ni instrumento internacional se halla contemplada la posibilidad de que los niños y adolescentes estén sometidos a «operadores comunitarios»  de la Policía (así como de ninguna otra institución armada), el imparable crecimiento de los Cuerpos Infantiles de uniformados azules en la Provincia de Salta habla a las claras de una amplia tolerancia social a estas prácticas que en diferentes oportunidades han sido denunciadas como lesivas del derecho de los niños a una educación libre, a no ser adoctrinados y a recibir una formación que les prepare para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz y tolerancia.