Construyendo la resiliencia de las mujeres rurales a raíz del COVID-19

  • Desde el COVID-19 y las necesidades de salud únicas en áreas remotas, les es menos probable tener acceso a servicios de salud de calidad, medicamentos esenciales y vacunas. Las normas sociales restrictivas y los estereotipos de género también pueden limitar la capacidad de las mujeres rurales para acceder a los servicios de salud.
  • Día Internacional de las Mujeres Rurales

Las mujeres y las niñas están en desventaja en esta pandemia, un problema que se agrava más aún en las zonas rurales. Las mujeres rurales ya enfrentaban, y se enfrentan, a batallas previas específicas en su vida diaria a pesar de sus roles clave en la agricultura, el suministro alimentario y la nutrición.


Ahora, desde el COVID-19 y las necesidades de salud únicas en áreas remotas, les es menos probable tener acceso a servicios de salud de calidad, medicamentos esenciales y vacunas. Las normas sociales restrictivas y los estereotipos de género también pueden limitar la capacidad de las mujeres rurales para acceder a los servicios de salud.

Además, muchas de ellas sufren de aislamiento, la difusión de información errónea y la falta de acceso a tecnologías críticas para mejorar su vida laboral y personal.

A pesar de todo ello, han estado al pie del cañón en la pandemia, incluso con un trabajo de cuidados del hogar no remunerado que ha ido en aumento.

Desde esta perspectiva, en las aldeas remotas, especialmente en las más marginadas, necesitamos medidas para aliviar la carga del cuidado y redistribuirla mejor entre mujeres y hombres.También necesitamos abogar por servicios e infraestructuras básicas suficientes (agua, salud, electricidad, etc.) para apoyar el trabajo doméstico y de cuidados productivo y no remunerado de las mujeres, que se ve agravado por la crisis.

La pandemia también ha aumentado la vulnerabilidad de los derechos de las mujeres rurales a la tierra y los recursos. Las normas y prácticas discriminatorias de género impiden que las mujeres ejerzan los derechos sobre la tierra y la propiedad en la mayoría de los países y las viudas de COVID-19 corren el riesgo de ser desheredadas. La seguridad de la tenencia de la tierra de las mujeres también se ve amenazada a medida que los migrantes desempleados regresan a las comunidades rurales, lo que aumenta la presión sobre la tierra y los recursos y agrava las diferencias de género en la agricultura y la seguridad alimentaria.

Las inversiones con perspectiva de género en las zonas rurales nunca han sido más críticas.

Es por ello que el tema de este Día Internacional de las Mujeres Rurales es "Construir la resiliencia de las mujeres rurales a raíz del COVID-19", para crear conciencia sobre las luchas de estas mujeres, sus necesidades y su papel fundamental y clave en nuestra sociedad.

La inestimable contribución de las mujeres rurales al desarrollo

Las mujeres rurales-una cuarta parte de la población mundial- trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.

Sin embargo, como señala ONU Mujeres, las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.

¿Sabías que...?

- Las mujeres rurales, una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias.

- Menos del 20% de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres. En las zonas rurales, la brecha salarial de género llega al 40%

- Reducir la brecha en las tasas de participación de la fuerza laboral entre hombres y mujeres en un 25% para el año 2025 podría aumentar el PIB mundial en un 3,9%.

- Si las mujeres de las zonas rurales tuvieran el mismo acceso a los activos agrícolas, la educación y los mercados que los hombres, se podría aumentar la producción agrícola y reducir el número de personas que padecen hambre en 100-150 millones.

Mensaje del Secretario General

Las mujeres rurales tienen un papel fundamental en la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición, el fomento de la resiliencia ante el clima y la gestión de las tierras y los recursos naturales, pero muchas padecen discriminación, racismo sistémico y pobreza estructural.

La pandemia de COVID-19 ha afectado ya a más de la mitad de las agricultoras del mundo, por las restricciones a la circulación, el cierre de locales comerciales y mercados y la interrupción de sus cadenas de suministro. A raíz de eso y de otras dificultades que se le suman, como el aumento del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y de las tasas de violencia de género, las mujeres rurales llevan ellas solas algunas de las cargas más pesadas de la pandemia.

Dependemos de los océanos para la alimentación, los medios de vida, el transporte y el comercio.

Los canales digitales pueden ser una salvación en las zonas rurales, ya que brindan información sobre el acceso a la atención médica, además de información agrícola actualizada. No obstante, la brecha digital de género es particularmente amplia en el caso de las mujeres rurales, que constituyen apenas una cuarta parte de los usuarios de soluciones agrícolas digitales.

Para ayudar a las mujeres rurales a atravesar la pandemia y fomentar su resiliencia para el futuro harán falta la solidaridad y el apoyo de todos.

Debemos invertir juntos en las mujeres rurales para que tengan acceso a los servicios de atención médica, protección social e información agrícola que necesitan. Debemos cerrar la brecha digital y prestar servicios esenciales para responder a la pandemia oculta de la violencia contra las mujeres. Y debemos hacer frente al problema de las leyes y prácticas discriminatorias relacionadas con las tierras y las sucesiones que hacen que las mujeres rurales sean vulnerables a perder sus fuentes de ingresos.

En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, renovemos nuestro compromiso con las mujeres rurales en toda su diversidad, redoblemos nuestros esfuerzos para que puedan atravesar la pandemia de COVID-19 y trabajemos codo a codo con ellas para fomentar su resiliencia ante futuras crisis.

Fuente: Organización de las Naciones Unidas - en https://www.un.org/es/observances/rural-women-day