El Intendente Municipal de la ciudad de Salta es, al parecer, un ferviente partidario de los mates trancados.
Como lo demuestran las fotografías adjuntas, no hay reunión importante en la que el señor Gustavo Sáenz no aparezca fotografiado con un mate en la mano y con la bombilla a pocos centímetros de su boca.
Ocurrió durante la entrevista que mantuvo ayer con la Ministra de Desarrollo Social del gobierno nacional, señora Carolina Stanley. Y volvió a ocurrir hoy, durante el encuentro entre el señor Sáenz y el Arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello.
En las dos fotos, el único que aparece mateando es el Intendente de Salta, lo que podría llevar a la equivocada conclusión de que el señor Sáenz acudió a ambas audiencias con su mate y su yerbero bajo el brazo. Pero los dueños de los utensilios son los anfitriones y no el visitante.
En el caso de la ministra Stanley, se trata de un termo adornado con los colores del Racing Club de Avellaneda, sin que en la foto se aprecie el yerbero. En el caso del Arzobispo, no caben dudas de que el termo le pertenece en propiedad, pues así lo certifica una leyenda escrita con rotulador justo debajo de la manija del enorme termo gris, que según los análisis practicados contiene agua bendita a 76 ºC. Con estas cualidades químicas y teológicas, el Arzobispo ceba unos mates estupendos, que lo dejan a uno renovado por fuera y por dentro.
A diferencia de la Ministra, el Arzobispo tiene el yerbero a la vista (un artefacto de tipo tupper, con tapa verde y orejitas azules). Pero junto a él, el jefe de la iglesia católica local tiene sobre la mesa un poderoso llavero con cubierta de cuero, en el que seguramente están las llaves del Sagrario, del Panteón de la Glorias del Norte, del confesionario del Canónigo Penitenciario y de la caja fuerte de la Archidiócesis.
Un poco más atrás del llavero, el prelado exhibe un modernísimo smartphone, con Whatsapp directo con el Vaticano, aplicaciones para el rezo diario del rosario, calculadora de penitencias con geolocalización de pecados y un sensor de sismos en tiempo real, por si hay que sacar de urgencia las imágenes del templo.
Lo que en cierto modo humaniza el encuentro entre el pastor y el jefe comunal, es esa coqueta canastita con tortillas de tipo librito, que ocupa el centro de la mesa y aporta el toque popular en un ambiente en donde destaca el brillante tapizado en tonos rojizos de esas sillas estilo Louis XV.