
Con las nuevas cámaras instaladas los salteños podrán acceder al instante a las peleas callejeras («piñas van, piñas vienen» (según el Twitter oficial del gobierno); los choques de menor cuantía y conocer quién va y quién viene por las calles de Tartagal, ya que al Ministerio de Seguridad que dirige el señor Carlos Oliver le fascina enviar las imágenes captadas por las cámaras de vigilancia a las redes sociales, para que los internautas se diviertan con escenas escabrosas.
Según la información del gobierno, las nuevas cámaras de Tartagal «tienen una resolución mínima en Full HD y 4K». Pero este dato es contradictorio, ya que si se habla de resolución mínima, un mismo tipo de cámara no pueden tener al mismo tiempo Full HD (1080 p) y 4K (2160 p). El mínimo es uno o es otro.
Añade el gobierno que las nuevas cámaras (cualquiera sea la resolución mínima) tienen «más funciones y nuevo software para reconocimiento facial». En Salta no hay una ley que regule los límites de la utilización de este tipo de software por parte de la Policía, lo que da como resultado que los vigilantes puedan hacer prácticamente lo que se les ocurra con las imágenes, como delatar a los adúlteros y adúlteras, sin importar en absoluto los derechos de las personas cuya imagen es captada por las cámaras.
Pero el sistema no solo puede identificar a las personas por su cara sino que también reconoce las matrículas de los coches y detecta «incidentes» de forma automática. Según el gobierno, las cámaras, frente a la visualización parcial de una chapa patente, pueden identificar un vehículo «por letra, número o color». También posibilita la lectura de patentes con vehículos en movimiento.
Es decir, todo un peligro para las libertades públicas, presentado por Urtubey como un gran avance en materia de seguridad ciudadana.
Los demócratas que acompañaron a Urtubey en la inauguración fueron los señores Miguel Isa, Vicegobernador de la Provincia, Andrés Zottos y Pablo Kosiner, diputados nacionales.