
Según el anuncio oficial del gobierno, por iniciativa del Ministerio de Seguridad y de la Subsecretaría de Políticas Criminales y Asuntos Penitenciarios, los reclusos rezarán la novena todos los días, asistirán a misa diaria y, el próximo martes día 15 realizarán su procesión (interna, por razones obvias) y renovarán el Pacto de Fidelidad.
El detalle curioso de esta noticia es que la iniciativa ha partido del gobierno y no de la iglesia católica local, que en todo caso colabora para que esta «inclusión» religiosa de los presos pueda ser una realidad.
Pacto de Fidelidad en contexto de encierro
Gracias al Ministro de Seguridad, los reclusos podrán renovar el Pacto de Fidelidad con el Señor y la Virgen del Milagro.Este derecho abarca a todos los reclusos, incluso a aquellos que no se han portado muy bien con los patronos tutelares de Salta. Todo indica que los asesinatos, los estupros y las violaciones no anulan los Pactos de Fidelidad anteriores y que, a pesar de estas manchas en el alma, los reclusos -temerosos como cualquiera de los terremotos- siguen siendo fieles a los Sagrados Protectores de la ciudad.
Según fuentes eclesiásticas no oficiales, bastará con que el preso acredite haber rezado la oración principal del Día Segundo de la Novena en aquella parte que dice: «Yo estaría en el infierno, donde gimen sin remedio los insensatos cuyas huellas seguí», para acceder a los beneficios renovacionales del Pacto de Fidelidad.