
Se gún fuentes informativas, fueron rosas blancas las que un emocionado Ali Agca llevó hasta el túmulo de la Basílica de San Pedro.
"He vuelto al lugar del milagro. Aquí se verificó el tercer secreto de Fátima. Yo, con el atentado al Papa, realicé un milagro. He vuelto a Roma treinta y cuatro años después para gritar que estamos en el fin del mundo. La Virgen de Fátima anunció el fin del mundo. Estoy muy feliz de estar en la Plaza de San Pedro, en el lugar del milagro y del cristianismo. ¡Viva Jesucristo, el único redentor de la humanidad!".
Ali Agca se presentó a la redacción de Adnkronos en la Piazza Mastai, bajo el nombre falso de Mustafa Demirbag y, simulando ser su propio abogado, los invitó a acompañarle, explicándoles que les daba la exclusiva porque había sido esta agencia la que publicó la célebre imagen de la pistola empuñada por su mano apuntando a Juan Pablo II.
Una vez en la Plaza de San Pedro, les reveló su identidad. Tras ser retenido durante un rato por los servicios de seguridad, fue autorizado a ingresar en la Capilla de San Sebastián, donde depositó las flores. Posteriormente fue detenido y llevado a la comisaría Cavour.
En declaraciones a la agencia sobre el gesto de Ali Agca, monseñor Bruno Forte, secretario especial del Sínodo de los Obispos para la familia, destacó que "el mayor gesto es el del perdón que el Papa Juan Pablo II dio a Ali Agca. Si este signo de hoy, de poner flores sobre la tumba de Karol Wojtyla, quiere ser expresión de un arrepentimiento, de un reconocimiento de la grandeza moral y espiritual de San Juan Pablo II, está claro que sería un signo positivo".
Asimismo, señaló que no habría que descartar que "también podría tratarse sólo de un gesto mediático amplificado por el efecto especial del día escogido".
Por su parte, Ciro Benedettini, subdirector de la Oficina de Prensa vaticana, declaró a Radio Vaticana que no se impidió la entrada a Ali Agca porque no hay ningún impedimento por parte del Vaticano y que su estancia en el interior de la basílica fue "brevísima".