
En palabras de Su Santidad, la finalidad de estas jornadas de reflexión es la de ofrecer perspectivas de esperanza, especialmente a las jóvenes generaciones, en un tiempo marcado por la incertidumbre y por grandes cambios.
Francisco les recuerda que en las visitas que ha realizado en Italia, así como en sus encuentros con diversas personas, ha podido palpar la situación de tantos jóvenes desempleados o precarios. Y afirma que esto no es sólo un problema económico sino que es “un problema de dignidad”. “¡Donde falta la dignidad, la experiencia de la dignidad de llevar a casa el pan! Y lamentablemente en Italia, añade el Papa, son tantos los jóvenes sin trabajo".
Francisco escribe que trabajar significa “¡poder proyectar el propio futuro, decidir formar una familia!”. “Verdaderamente se tiene la sensación de que el momento que estamos viviendo represente la pasión de los jóvenes”. Porque como añade, “es fuerte la cultura del descarte”; donde todo lo que no sirve al beneficio es descartado.
“Se descartan a los jóvenes porque no tienen trabajo. Pero así se descarta el futuro de un pueblo, porque los jóvenes representan el futuro de un pueblo”. Y nosotros debemos decir “no” a esta “cultura del descarte”.
Ésta es la “precariedad”, escribe el Papa. Pero después hay otra palabra: esperanza. Y se pregunta ¿cómo hacer para no dejarse robar la esperanza en las "arenas movedizas” de la precariedad? Con la fuerza del Evangelio, es su respuesta. Puesto que el Evangelio es fuente de esperanza, porque viene de Dios, porque viene de Jesucristo que se ha hecho solidario con todas nuestras precariedades.
El Santo Padre les recuerda que son jóvenes que pertenecen a la Iglesia, y por esta razón tienen el don y la responsabilidad de poner la fuerza del Evangelio en esta situación social y cultural. ¿Y qué hace el Evangelio?, se pregunta. El Evangelio, escribe el Pontífice, genera atención al otro, cultura del encuentro y solidaridad. De modo que con la fuerza del Evangelio, les escribe, serán testigos de esperanza en la precariedad.
El Papa Francisco finaliza su mensaje con el deseo de que el Señor bendiga los trabajos de su Congreso y les pide que recen por él, mientras también él rezará por todos ellos.
Fuente: Vaticano.