En Salta la 'lapidación' no solo es legal sino que es promovida por el gobierno

  • El verbo 'lapidar' tiene un solo significado en el idioma español. Quiere decir: 'matar a pedradas'.
  • La Sharia en el norte argentino

Por esta razón, el hecho de que la Secretaría de Cultura del gobierno de Salta haya programado entre sus actividades de verano (28 de enero a 7 de marzo) un taller de lapidación (sic) invita a preguntarse si los mismos que se proponen reformar la Constitución provincial están pensando en introducir en nuestro sistema legal penas tan civilizadas y humanitarias como la lapidación, los azotes o la amputación de miembros.


Lo curioso de este taller tan peculiar -que se imparte desde el lunes pasado y que finalizará el próximo viernes- no es solo el nombre de la actividad (que en realidad no es una disciplina artística sino un castigo penal) sino su título: «Una mano entre todos», que a más de uno le hace recordar que es precisamente «entre todos» como se acaba a pedradas con la vida de un condenado o de una condenada en nombre de la Sharia.



Llamar lapidación al tallado artístico de piedra es un error por partida doble.

Por un lado porque la palabra es exactamente la misma que designa la actividad de matar a un semejante a pedradas (solo por esta coincidencia debió ser desechada).

Por el otro, en la lengua en la que nos comunicamos a diario (y que se supone que la gente que trabaja en Cultura conoce y maneja con cierto cuidado) el significado de la palabra lapidación como sinónimo de tallado artístico de piedra no se encuentra recogido ni siquiera a título de regionalismo en el Diccionario.

Hay que preguntarse también por qué las feministas de Salta, que están tan atentas al más mínimo desvío del lenguaje en materia de género, no han reaccionado y están permitiendo que se llame con el nombre de lapidación a esta actividad, cuando la misma palabra designa el castigo penal al que, en algunas culturas, se hacen acreedoras las mujeres que cometen adulterio.

El gobierno podría también invitar mañana a un taller de fusilamiento o a un seminario de ahorcamiento, otorgando a estas palabras un significado artístico (positivo) que afortunadamente no tienen.

¿Por qué la lapidación habría de tenerlo?