Piletas, piscinas, balnearios, natatorios... el complicado lenguaje estival de Salta

  • La comunicación cotidiana en Salta emplea la palabra 'natatorio' para denominar a las instalaciones -generalmente públicas- en las que existen piletas de natación o piscinas a disposición de las personas.
  • Lenguaje rebuscado y pretencioso

Sin embargo, «natatorio» no es sustantivo sino adjetivo. Lo dice muy claramente el Diccionario de la Lengua Española.


Como tal adjetivo, la palabra sirve para calificar aquellos lugares que están «destinados para nadar»; es decir, que han sido creado específicamente para tal actividad (la natación) o que se puede nadar en ellos.

De tal suerte, las piscinas privadas de ciertas dimensiones -como las que existen en muchas casas de Salta- también son «natatorios» en sentido estricto, por lo que también correspondería que se les llame con este nombre. Sin embargo, nadie o casi nadie llama «natatorio» a las piletas de natación domésticas.

El problema fundamental que plantea el uso de estas palabras, es que las instalaciones públicas en las que existen piletas de natación o piscinas no son, por definición, lugares «destinados para nadar». Lo confirma el hecho de que a estas instalaciones acuden muchas personas que no saben nadar y que en muchos casos solo se acercan a estos lugares para simplemente bañarse, para remojarse los pies, para tomar el sol o para pasar el día sin hacer nada de lo anterior.

La palabra «balneario» -utilizada por los salteños para denominar a un «natatorio» específico mas no a todos ellos- tiene la particularidad de que es, a la vez, adjetivo y sustantivo.

Como adjetivo designa todo aquello perteneciente o relativo a los baños públicos, especialmente a los medicinales.

Como sustantivo sirve para llamar al edificio que cuenta con baños medicinales y en el cual suele darse hospedaje.

Demás está decir que la palabra baño se emplea aquí en su significado de acción y efecto de someter el cuerpo o parte de él al influjo intenso o prolongado de un agente físico, ya sea calor, frío, vapor, sol, lodo, etc. Es decir, no hablamos de baño como sinónimo de retrete (aposento dotado de las instalaciones necesarias para orinar y evacuar el vientre).

Así pues, lo que llamamos «balneario» (el camping Xamena) no es, por las razones que ya hemos visto, un balneario, mientras que lo que llamamos «natatorio» (las instalaciones de la Plaza Alvarado) en realidad se parece -al menos desde el punto de vista histórico- más a un «balneario» que a cualquier otra cosa.

Es decir que si los de la Plaza Alvarado eran conocidos antiguamente como baños públicos, es porque la gente acudía a este lugar para darse baños y no a orinar o a evacuar el vientre.

Existiendo entre nosotros una palabra tan simple y descriptiva como «pileta» (que además es sinónimo de «piscina», según el DRAE), esto de andar llamando «balneario» o «natatorio» a instalaciones que no lo son, se antoja un poco pretencioso.