Breve mensaje a los jueces y fiscales de Salta sobre la palabra ‘compulsa’

  • Muchas veces he utilizado estas páginas para poner de relieve el uso incorrecto de algunas palabras y expresiones que se utilizan frecuentemente en el lenguaje forense, no con otra intención que la de que abogados, magistrados y operadores jurídicos eleven un poco su nivel léxico.
  • Debilidades del lenguaje forense

El estilo con que los jueces redactan sus resoluciones no es algo que carezca de importancia.


No solo porque las palabras que se emplean para declarar los derechos de las partes, para pronunciar condenas o para enviar a una persona a la cárcel, deben ser fácilmente comprensibles por quienes son parte en un proceso, sino porque a menudo son los propios jueces los que quieren destacar por encima de las partes, dando a entender no solamente que son más versados en Derecho (extremo, por cierto, muy dudoso) sino que también son mucho más cultos que ellas.

Por eso, si usted es juez o jueza en Salta sepa que no solamente va a desfigurar una resolución judicial y su prestigio lingüístico va a rodar por los suelos si en la parte dispositiva utiliza la incorrectísima fórmula «hacer lugar» para estimar las pretensiones de una de las partes, sino también si se anima a emplear la palabra «compulsa» como sustituto del más simple y más correcto vocablo «consulta».

«Compulsa» es una palabra del lenguaje jurídico y tiene, en consecuencia, un significado jurídico muy preciso; es decir, un significado que no se puede extender alegremente a otras cosas, otras acciones u otras situaciones.

En casi todos los países en donde se habla y escribe el idioma español correctamente, «compulsa» es «la copia de un documento una vez cotejada con su original».

En el lenguaje forense provincial, «compulsa», sin embargo, es la consulta que las partes hacen del expediente que documentan las actuaciones. Este significado no figura ni por asomo ni en el Diccionario de la Lengua ni en el Diccionario del Español Jurídico de la RAE.

En algunas noticias y en algunos documentos oficiales, también he visto empleada «compulsa» con el significado de «contienda» o «disputa». Por ejemplo, cuando se habla de una «compulsa deportiva» o de una «compulsa electoral», barbarismo este último que muchas veces no somos capaces de distinguir, especialmente cuando la incorrección lingüística corre por cuenta de algunos pretendidos intelectuales «de fuste», como el señor Horacio González, exdirector de la Biblioteca Nacional (Escritos en carbonilla, página 187).

En su edición 2020, la Enciclopedia Jurídica on line nos dice que «compulsa» es sinónimo de «cotejo» y de «comparación».

Y aclara:

«En derecho comercial la compulsa de libros de contabilidad implica la verificación de los asientos con los comprobantes contables». Es decir, la acción de «compulsar» lleva implícita siempre el examen de dos o más documentos, a los fines de compararlos entre sí.

En lo que se refiere a las actuaciones judiciales, la «compulsa» no es ni puede ser otra cosa que «cotejo de los testimonios judiciales con los documentos o resoluciones originales».

Y más todavía, la «compulsa» es una diligencia que una autoridad extiende al pie o al margen de la copia de un documento para certificar que la copia concuerda exactamente con el original.

Parece evidente que en el mal uso de esta palabra en la práctica forense argentina tiene mucho que ver la imprecisa definición del término contenida en el Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio. Según este diccionario, la palabra «compulsa» hace referencia al «estudio y verificación documental». Pero este significado es erróneo por faltar en la acción de compulsar el «cotejo» o la «comparación» de los documentos estudiados con su original, si se tratasen de copias.

En conclusión

Si no quiere meter la pata y demostrar ante los justiciables que sus recursos léxico-jurídicos no van más allá de Rosario de la Frontera, en lo sucesivo evite llamar «compulsa» a la simple cesión del expediente a las partes para que lo examinen, a la consulta de un libro en una biblioteca, o a la lectura de cualquier pieza escrita.

Sepa que la «compulsa» es algo mucho más importante en la seguridad del tráfico jurídico, en la medida en que está vinculada a la autenticidad documental, uno de los pilares de todo proceso judicial que busca el esclarecimiento de la verdad jurídica objetiva.