
En La Candelaria ha inaugurado una ampliación del centro de salud, al que ha anunciado que «en breve» (se supone, pues, antes de la finalización del mandato) se convertirá en un hospital, con la incorporación de especialidades médicas y más infraestructura.
A pesar de que ni el Gobernador ni su ministro de Salud Pública han precisado cuándo se producirá esta conversión, limitándose a decir que ocurrirá «en los próximos meses», lo que el mandatario sí ha hecho es autocongratularse por los -a su juicio- efectos positivos de la «descentralización».
En tal sentido, Urtubey ha dicho que la descentralización permite «que las obras lleguen a los municipios, independientemente de la cantidad de población», pero tampoco ha hecho ninguna precisión en cuanto a la dimensión e importancia de las obras. Cualquier gobierno del mundo tiene en cuenta, efectivamente, la cantidad de población que va a acceder a los servicios públicos, cuando se trata de obras de la envergadura de un hospital. El que el gobierno de Urtubey actúe en sentido contrario deja entrever que la mentada «descentralización» no es sino un mecanismo de fidelización económica y política de los intendentes municipales.
Urtubey ha dicho en La Candelaria que la segunda etapa de la obra del centro de salud incluirá una sala de rayos X y de control, sala de internación de adultos y de pediatría, así como enfermería, esterilización, área de APS y office.