
Según el aparato oficial de comunicación de la Intendencia, la fiesta comenzó pasadas las 22 horas y no solo estuvo destinada a agasajar a los periodistas que festejaban su día si no también a los «trabajadores de los medios», que al parecer carecen de una fecha magna que los haga merecedores del favor municipal.
Sin distinguir entre unos y otros, el Intendente agasajó a todos los presentes con un brindis y «grandes shows», continuando con la línea de despliegue festivo que todos los sábados realiza la Municipalidad en los barrios periféricos, a donde con la excusa de tramitar habilitaciones comerciales y solucionar problemas de «los vecinos», se llevan a cabo unos jolgorios dignos del mejor carnaval.
En su discurso, el Intendente agradeció a los periodistas, pero también a los trabajadores de los medios, «la inmensa tarea que realizan informando y siendo el medio entre la gente y el gobierno».
La frase, celebrada con superficial gozo por los periodistas presentes, ha dejado sin embargo preocupados a otros colectivos, que son los que entienden que la función de intermediación política deben cumplirla los partidos políticos y no los periodistas que trabajan en los medios de comunicación.
Pero, en fin, el discurso del Intendente no se detuvo por este pequeño lapsus y continuó hasta el punto de poner en letras mayúsculas la alegría municipal porque los periodistas «no solo informan sobre política sino también sobre los problemas de nuestros vecinos, y esa es una tarea importantísima».
No faltó, por supuesto, quien comentara en voz baja el carácter inútil de la distinción, pues -salvo que vivamos regidos por un totalitarismo y no nos demos cuenta- informar sobre los problemas de los vecinos es informar sobre política, y viceversa.
Finalmente, los periodistas (y trabajadores de los medios) accedieron a un sorteo de diversos obsequios (entre ellos el de una bicicleta para seguir fortaleciendo las piernas) y disfrutaron de un show de magia, pero no a cargo del Intendente, cuyas habilidades taumatúrgicas superan a la de cualquier mago de barrio.