Sobre los concejales electos en Salta que necesitan tomar clases para hacer su trabajo

  • Algo -muy poco- se ha avanzado en Salta en materia de autonomía municipal e independencia de los cuerpos deliberativos locales.
  • ¿Qué conocimientos precisa un concejal?

Hace algunos años atrás, el gobierno de Urtubey presumía de que sus funcionarios les «enseñaban» a desempeñar su función a los concejales, a los viejos y a los nuevos.


Entre los que daban «clases» tanto a los pardillos como a los veteranos era un señor que, desde su cargo en el Ministerio de Gobierno, se dio el lujazo de enviar, en nombre del Poder Ejecutivo provincial un Proyecto de Declaración a la Cámara de Diputados, quizá sin saber que el gobierno -que tiene reconocida por la Constitución la potestad de enviar proyectos de ley a las cámaras- no puede entrometerse de ningún modo en las declaraciones que hagan los diputados y senadores.

Con este tipo de «enseñanzas», cualquiera se puede imaginar el nivel de conocimientos legislativos que adquiría un concejal a manos de los funcionarios de Urtubey.

Ahora la cosa parece haber cambiado un poco, puesto que quien se ha propuesto «entrenar» a los nuevos concejales en su oficio es el propio Concejo Deliberante de la Municipalidad de Salta, con su secretario legislativo y su prosecretario de relaciones institucionales a la cabeza.

Si bien la iniciativa es loable (al menos en cuanto supone que ya no es el gobierno provincial el que se sube al púlpito para enseñar a «esta pobre gente ignorante»), no deja de ser criticable.

En realidad, entre los concejales electos hay personas muy rodadas en el áspero terreno de la política. Es casi un insulto proponerles a ellos someterse a un curso impartido por un prosecretario del Concejo Deliberante; es decir, por un empleado subalterno del cuerpo al que ellos pertenecen.

Pregunta: ¿qué prosecretario le puede enseñar algo en materia de derecho o procedimiento parlamentario a Frida Fonseca Lardiés, a Susana Pontussi, o a Darío Madile? Y esto solo por poner tres ejemplos.

Es verdad que hay concejales electos sin experiencia legislativa, pero se supone que si se han presentado como candidatos y han ganado un escaño en las elecciones, estas personas tienen todo lo que se necesita para desempeñar el cargo. Si necesitaban más estudios, se lo hubieran pensado antes de presentar su candidatura. No después.

Es muy bueno que los nuevos concejales, tanto los experimentados como los otros, puedan disponer de un acceso inmediato a los recursos existentes en el Concejo Deliberante, y no nos referimos ni a los pases gratis en colectivo, ni a la fotocopiadora ni a la mesa de café. Pero este acceso no necesita ni de un «curso» ni de «clases». Bastaría con una buena información impresa en una una hoja legible.

Parece claro que los concejales recién incorporados, por la reciente data de su diploma, no están en condiciones de impartir clases a los empleados del cuerpo. Pero tampoco es bueno que ocurra a la inversa. Lo mejor es que cada uno haga su trabajo con la mayor transparencia y honestidad posible. Lo demás es solo política y nada más que política. Ya cada uno sabrá cómo rebuscarse para hacer bien las cosas, sin necesidad de que nadie le coloque andadores.