
Fue el Jefe de Gabinete de la Municipalidad, señor José Luis Gambetta, quien debió salir a poner a la cara a las críticas, que arrecian y que amenazan con paralizar unas obras sentenciadas por el respetable a causa de su notable fealdad.
A pesar de que Gambetta intentó dar una apariencia de normalidad a la reunión diciendo que se trató de un contacto periódico, lo cierto es que todo el mundo se dio cuenta de que la reunión se convocó porque la cosa viene bastante mal barajada.
El Jefe de Gabinete justificó su participación en reunión por su deseo de intercambiar con Zorpudes y el COPAUS (los discutidos socios de la obra) «cuestiones que hacen al proceso y a las bondades de esta nueva peatonal que es una obra arquitectónica de gran importancia para la ciudad».
Al finalizar el encuentro, en rueda de prensa, los funcionarios presentes hicieron una evaluación de lo actuado hasta ahora. Gambetta dijo que la «obra tuvo una gran ebullición», pero no se refería al hallazgo de un géiser de aguas subterráneas hirvientes debajo de las baldosas de la peatonal, sino a una ebullición política y mediática.
Una arquitecta del COPAUS defendió el desarrollo normal de obra. Por tal normalidad, la arquitecta entiende la participación de diferentes sectores, como las cámaras de Comercio e Industria y de Turismo, como si estos señores, además de saber hacer dinero y buenos negocios, supieran también de urbanismo y de diseño.
Zorpudes se defendió como pudo (o como pudes) e incidió en lo mismo; es decir, en la gran participación de los comerciantes, como si la bendición de estos fuese suficiente para anular los vicios estéticos de una obra sospechada de haber desvirtuado el proyecto original.
Presentes en la reunión estuvieron los secretarios municipales de Obras y Servicios Públicos, Jorge García; de Turismo y Cultura, Rodolfo Antonelli; de Planeamiento Urbano, Fanny Velarde; y el Procurador General de la Municipalidad, Aníbal Anaquín.