
La información oficial no aclara si el intendente Isa realizó tal donación a título personal (es decir, no como Intendente de Salta sino como un ciudadano normal y corriente) o si, por el contrario, las 50 sillas de plástico (o el dinero para comprarlas), salieron de las arcas municipales (es decir, que fue una donación de todos los ciudadanos contribuyentes de la ciudad de Salta).
Si ocurrió lo primero, resulta absolutamente injustificable que el gesto del ciudadano Miguel Isa haya sido reflejado con grandes titulares en la información pública oficial de la Municipalidad de Salta, pues este servicio no es un blog de anuncios personales del Intendente sino un canal para la comunicación de actos de gobierno.
Si ocurrió lo segundo (es decir, si la donación la efectuó el Intendente en nombre de la Municipalidad), es igualmente repugnante e injustificable que la comunicación oficial señale solo al intendente Miguel Isa como autor de la liberalidad y no al conjunto de los contribuyentes de la ciudad de Salta, que serían, en definitiva, los verdaderos responsables del gesto presuntamente solidario.
Si el Intendente donó como Intendente y no como ciudadano particular, debió informar también a sus gobernados de qué partida presupuestaria se valió para realizar esta acción y justificar detalladamente la necesidad pública de esta donación, habida cuenta que su beneficiaria -por muy necesitada que se haya encontrado- no reside en la ciudad de Salta sino en Pichanal.
Es decir, debió aclarar por qué motivo donó bienes a esta persona en particular y qué razones tiene para no hacer lo mismo con otras -incluso vecinas suyas- que están en una situación de mayor necesidad.
Por último, debe aclarar Miguel Isa si se enteró de la situación de especial necesidad de la beneficiaria de la donación solamente por la televisión (lo cual sería imperdonable) o si, por el contrario, los servicios sociales de la Municipalidad de Salta constataron efectivamente la real existencia de tal necesidad mediante un informe fundado.
Si el Intendente no aclara ninguno de estos extremos, solo cabe pensar que la donación y la forma mediática (poco discreta) en que se ha realizado esconde, una vez más, un gesto demagógico, pensado y ejecutado no con sentimiento ni intención solidaria sino movido por el interés de la pura especulación electoral.