¿Es Urtubey un buen candidato para el ala ‘dialoguista’ de Juntos por el Cambio?

  • La cadena de tropiezos del gobierno kirchnerista del presidente Alberto Fernández ha permitido a un sector de la oposición política levantar tímidamente el cuello y amagar con una reorganización amplia basada en la ‘apertura’ hacia otras líneas de pensamiento y acción.
  • Una contradicción en sus propios términos

Según diferentes medios de comunicación, la autodenominada ala “dialoguista” de Juntos por el Cambio (la coalición electoral que aupó a Mauricio Macri a la Presidencia de la Nación a finales de 2015) pretende sumar a sus filas a dirigentes peronistas como el exgobernador de Salta Juan Manuel Urtubey o el exministro del Interior Florencio Randazzo, y a radicales (nominales) como la variable Margarita Stolbizer.


La misma prensa señala como «principales exponentes» de la corriente dialoguista de la derecha argentina al expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación Emilio Monzó, al exministro del Interior Rogelio Frigerio y al exsenador nacional Martín Lousteau.

Esta especie de frente de resistencia antikirchnerista habla de una unión que trascienda el desafío electoral y que se proyecte sobre aspectos filosóficos de la lucha política.

La intención de los macristas de segunda línea de sumar apoyos a la derecha y a la izquierda de su propia formación política, tropieza con el serio inconveniente de los antecedentes kirchneristas tanto de Randazzo como de Urtubey.

En el caso del exgobernador de Salta, no se ha de olvidar que, a pesar del esfuerzo (a la postre inútil) por sintonizar con las erráticas políticas de Macri, Urtubey fue el jefe de la campaña electoral del kirchnerista Daniel Scioli, a quien condujo a una inesperada derrota en 2015.

Urtubey no solo mantuvo una relación especial con la presidenta Kirchner cuando esta accedió al poder en diciembre de 2007, sino que la buena onda venía ya de antes, cuando Urtubey era diputado nacional por Salta y la expresidenta ocupaba un escaño en el Senado nacional por la Provincia de Santa Cruz.

El aparente distanciamiento de Urtubey de las filas kirchneristas no se produjo sino después de la derrota de Scioli y los términos agraviantes empleados por el exgobernador de Salta para referirse a la expresidenta (por ejemplo, el grave insulto de «chorra») hacen sospechar que detrás de la dureza de las palabras se oculta una relación mediada por el cálculo y la cautela recíproca, pues no son pocos ni intrascendentes los asuntos en que Urtubey y Fernández de Kirchner se vieron involucrados, juntos, entre 2007 y 2015.

La oposición política en Salta ha reaccionado inmediatamente al anuncio de los líderes supérstites de Juntos por el Cambio se sumar a Urtubey a sus filas.

Desde Salta se ha recordado que Urtubey es el primer responsable del despliegue de la corrupción kirchnerista en la Provincia de Salta, y que no solo ha sido partícipe necesario de casi todas las políticas suicidas que llevaron a la Argentina a la ruina en el periodo señalado, sino que en muchas de ellas aparece como cómplice, socio y motor de la estrategia de descalabro.

Otros, sin llegar a tales extremos, han juzgado paradójico que una coalición política que se propone «dialogar» con sectores políticos diferentes haya elegido a Urtubey, quien en sus doce años de mandato como Gobernador de Salta no ha dialogado ni diez minutos con sus opositores y que ha condenado a los diferentes a un imperdonable ostracismo interior. «Definitivamente, Urtubey no es un dechado ni de diálogo, ni de amplitud, ni de apertura. Es probablemente todo lo contrario», han dicho prominentes figuras de Salta, que todavía esperan que exgobernador rinda cuenta de sus desaguisados y que le ponga la cara a los principales problemas de Salta.