En ellas, el señor Romero afirma que los cuatro años que lleva gobernando la coalición Cambiemos no son suficientes para, a su juicio, «reparar doce años de kirchnerismo».
Las afirmaciones de Romero en este sentido no solo son llamativas sino singularmente graves, por cuanto él mismo gobernó la Provincia de Salta durante doce años seguidos y no solo no hubo una «reparación» razonable al cabo de tan largo periodo de gobierno, sino que al suyo le sucedió un gobierno igualmente largo pero notablemente más dañino, inspirado en la misma concepción de poder ideada por Romero y por sus secuaces.
¿Cuántos años de democracia serían necesarios en Salta para «reparar» los 24 años de gobierno seguidos de Romero y Urtubey?
Por supuesto que el largo periodo kirchnerista debe ser objeto de una valoración crítica por parte de la ciudadanía, pero debe serlo tanto por sus pobres resultados como por la propia extensión del ejercicio del poder. Las críticas al kirchnerismo son bastante más creíbles cuando las entona cualquier político que no haya gobernado (y dañado a sus conciudadanos) tanto como lo han hecho los Kirchner. Romero es uno de ellos.
El que fuera Gobernador de Salta entre 1995 y 2007 se queja también de que durante el periodo kirchnerista le resultó «muy difícil» expresar sus ideas dentro del peronismo, porque este «fue copado por el kirchnerismo y expulsó a quienes pensamos diferentes».
Pero, ¿qué hizo Romero con las voces disidentes del peronismo salteño durante todo el tiempo que duraron sus tres mandatos de Gobernador y su hegemonía dentro del Partido Justicialista?
¿Acaso fue fácil para los opositores peronistas a Romero expresar sus ideas?
En todo caso, mucho más fácil lo tuvo Romero para oponerse a los Kirchner, pues en el periodo que va desde diciembre de 2003 a diciembre de 2015, el mencionado Romero estuvo cuatro años como Gobernador de Salta y ocho como senador nacional. Es decir, ocupó cargos desde los que tranquilamente pudo expresar sus ideas y dejar marcado su disenso.
¿Lo hizo?
Antes de ver la paja en el ojo kirchnerista, Romero debería ver la viga en su propio ojo y reconocer que los doce años de los Kirchner en la Argentina han sido por lo menos igualmente de dañinos que los mismos doce años que él comandó, como sultán absoluto, el gobierno de la hoy casi destruida Provincia de Salta.