Para el ‘izquierdista’ Estrada es inmoral pegar carteles de madrugada en vísperas de la Procesión del Milagro

  • Hace un par de días, el Intendente Municipal de Salta y candidato a Gobernador, Gustavo Sáenz, se quejó amargamente de que un hermano suyo y amigos de este hayan sido golpeados mientras pintaban y pegaban carteles proselitistas. En su queja, el Intendente involucró a los activistas de su contrincante Sergio Leavy y de su acompañante Emiliano Estrada.
  • La coherencia, por delante de todo

Considerando injusta la acusación del Intendente, el candidato a Vicegobernador por el kirchnerista Frente de Todos y exministro de Economía de Urtubey, Emiliano Estrada, ha reaccionado en su perfil de Facebook acusando al hermano de Sáenz de violar la ‘vigilia y reflexión’ del Milagro salteño con su pegada de afiches.


Evidentemente, las normas (absurdas) que rigen durante el llamado triduo y que prohíben el ejercicio de ciertas libertades públicas, no alcanzan a las actividades proselitistas, por lo que Estrada se ha equivocado al culpar al hermano de Sáenz de su propio infortunio.

Pero dos cosas son todavía más curiosas de esta defensa: La primera que el candidato Estrada le ha refregado, a Sáenz y a los otros, su título de economista, como si al tiempo de recibir su diploma le hubieran dado también el Premio Nobel.

Dice Estrada que él se hizo economista, porque «es desde ahí de donde creo que se pueden cambiar las cosas». Pero resulta que sus conocimientos (avalados por aquel reluciente diploma) no han cambiado las cosas sino a peor en la castigada Provincia de Salta, durante todo el tiempo que el experto en números y fórmulas ha estado al comando de la economía de Salta.

La segunda cosa curiosa es que Estrada -discípulo aventajado del marxista Kicillof- es candidato de una fuerza política que muy pocas cosas en común tiene con la Iglesia y con sus festividades. Es por esta razón que resulta sumamente llamativo que Estrada apele a la «vigilia y a la reflexión» del Milagro para negar el ejercicio de los derechos cívicos y para lanzar una descalificación integral a toda la familia Sáenz, cuando en realidad, por coherencia, él debería estar defendiendo la libertad de hacer campaña que asiste a todos los ciudadanos, incluso en momentos de recogimiento religioso.

Parece ser que al «economista titulado» se le han mezclado las dos dimensiones y no acierta a distinguir entre lo que es de Dios y lo que es del César. Con estos mimbres, es posible también que al simpatizante del marxista Kicillof se le mezclen también las teorías de Adam Smith y John Maynard Keynes, con las de Yannis Varoufakis y las de Mario Draghi.

Esta ensalada mental e ideológica está seguramente detrás de la declaración oficiosa de Estrada del día 13 de septiembre como el nuevo Viernes Santo de los cristianos de Salta. Ese día -y especialmente su madrugada- los cristianos tan poco marxistas como él deben permanecer en sus casas, comiendo empanadas de acelga, pensando en los terremotos de 1690 y no en la votación que se llevará a cabo en Salta el próximo mes de octubre.

Esta es la nueva política «economicista y transformadora» de Estrada. Todo lo demás es para él «política patoteril» y tiene un solo y exclusivo protagonista: el hermano de Saénz, que no se ha preocupado, como Estrada, por cultivarse estudiando la ley de la utilidad marginal decreciente, y se ha decantado por la «ley de palo y el engrudo». Y además de noche, como lo hacen los maleantes.