Yarade ‘garantiza’ que entregará Urtubey una provincia ordenada, pero lo mismo hizo con Romero

  • A Fernando Yarade, el mimado del poderoso banquero Jorge Brito y candidato preferido del establishment a ocupar el sillón de Gobernador de Salta, le sobra altura física pero le falta, en la misma medida, estatura política.
  • Garantías duplicadas

En un programa de televisión de Salta, Yarade, actual Jefe de Gabinete del gobierno provincial, ha dicho que «él garantiza que Urtubey entregará una provincia ordenada y con las obligaciones cumplidas».


Como tal garantía, la prestada por Yarade es de las más sospechosas e inconsistentes de todas las que pueda gozar una gestión de gobierno.

Dejando a un lado el hecho de que como alto funcionario del gobierno Yarade no está para garantizar nada (pues la ley que enumera su atribuciones no dice nada al respecto), lo que más irritación produce es el hecho de que a finales de 2007, cuando agonizaba el larguísimo gobierno de Juan Carlos Romero, el mismo Yarade se encargó también de garantizar que el Gobernador saliente dejaba a su sucesor una provincia próspera y boyante, que solo existía en la imaginación del atrevido garante.

Tanto, que a poco de comenzar el gobierno de Juan Manuel Urtubey y cuando este no había acabado de cerrar las heridas abiertas con el romerismo después de su decisión de llevarle la contraria al aparato oficial sosteniendo su candidatura a Gobernador, enfrentada a la oficial de Walter Wayar, Urtubey se quejó amargamente del desastre que le había empaquetado Romero antes de volver a su refugio de la calle Hipólito Yrigoyen 1849 de la ciudad de Buenos Aires.

Es decir; el mismo Yarade que garantizó en 2007 es el mismo Yarade que garantiza en 2019, solo que con dos Gobernadores distintos.

Si los salteños nos quejamos de que los Gobernadores duran mucho tiempo, ¿qué podríamos decir de Yarade, cuya influencia sobre la economía y las finanzas locales dura incluso más que los propios Gobernadores?

Convertir a Yarade en Gobernador de Salta no solo sería prolongar innecesariamente la estéril dictadura de Romero y de Urtubey sino condenar a la Provincia de Salta a ser, como es ahora, una máquina de pagar sueldos, sin acumulación de capital, sin generación de inversiones productivas y sin más horizonte económico que el de seguir siendo un cliente marginal de los flecos de la variable y poco fiable coparticipación federal.

Lo que realmente garantiza Yarade es la continuidad de unas políticas económicas que han fracasado y que han colocado a Salta a la cabeza de estadísticas sociales clave como las de pobreza, desempleo y desinversión.

Pero si lo que queremos es seguir viviendo como pordioseros anclados a la tierra, en pueblos que solo producen empleados públicos, la solución, por supuesto, es votar a Yarade y hacerlo de una buena vez Gobernador de una provincia miserable.