La Nación describe a la residencia oficial de Finca Las Costas como si fuera la casa privada de Urtubey

  • A la autora del reportaje se le ha olvidado mencionar, entre otras cosas, que la residencia oficial de Finca Las Costas es un activo del Estado provincial de Salta -es decir, de todos los salteños y de ningún mandatario en particular- y que no fue refaccionada por Juan Carlos Romero, sino por el gobierno de Salta, con dinero público, no del señor Romero.
  • Otro reportaje caro y sesgado

Ese gran escaparate de la frivolidad que es la revista Hola, editada en la Argentina por el diario La Nación, publica hoy, en la categoría celebrities de su edición digital, un extenso reportaje titulado Isabel Macedo y Juan Manuel Urtubey abren las puertas de su intimidad en Salta, en el que la pareja gubernamental salteña vuelve a utilizar sin reparos a su pequeña hija en beneficio de la imagen personal de sus progenitores y de la campaña proselitista en la que ambos están embarcados.


La periodista que firma la crónica -una persona llamada Jacqueline Isola- se refiere a la residencia oficial de Finca Las Costas diciendo de ella que es «un paraíso en la localidad de San Lorenzo que desde 1995 funciona como residencia oficial del Gobernador de Salta» y la califica como «la fabulosa casona que refaccionó su antecesor, Juan Carlos Romero», sin decir en ningún momento que dicha residencia no es una propiedad privada sino un recurso público, cuya titularidad corresponde al Estado provincial salteño y mantenido con los impuestos que pagan los ciudadanos de esta Provincia.

Sobre el entorno natural en que la residencia oficial se halla emplazada, la periodista dice que se trata de «una gran reserva natural hídrica que cuenta con una privilegiada vista de los cerros y la precordillera». Sobre sus interiores la señora Isola dice haberse encontrado con un «living ambientado en colores neutros, con sillones grandes y claros».

Acostumbrada probablemente a entrevistar a otros personajes famosos y millonarios con casa propia, a la señora Isola pudo habérsele pasado por alto que aquella «fabulosa casona» es mantenida con el esfuerzo del conjunto de los ciudadanos salteños, que son los que pagan los gastos personales del Gobernador, y que semejante belleza de colores interiores neutros y sillones grandes se encuentra en el corazón de la segunda provincia más pobre del país, en donde más de 600.000 personas viven en condiciones fronterizas con la miseria, como lo ponen de manifiesto las estadísticas oficiales.

Por olvidarse, también se le ha olvidado a la cronista de famosos decir que la residencia oficial no fue refaccionada por Juan Carlos Romero, sino por el gobierno de Salta, con dinero público, no del señor Romero.

Hubiera sido práctico y útil que la crónica frívola recordara también que unas de las promesas de campaña de Juan Manuel Urtubey, antes de ser electo por primera vez Gobernador de Salta en 2007, fue la de seguir viviendo «en su casa de siempre», para diferenciarse de su antecesor y como «gesto de austeridad republicana», aunque poco después de asumir su cargo se olvidó de la poesía, y seguramente seducido por aquella «fabulosa casona», decidió mudarse allí, rompiendo su promesa de campaña y convirtiéndose en un morador incluso más obsceno que el gobernador Romero, que al menos tuvo la decencia de no exhibirse con su familia en las revistas.

Lo que es verdad es que Urtubey ha efectuado ciertos cambios significativos en la residencia oficial, pues no solo ha sustituido (con dinero público, claro), algunos sillones, varios y unas cuantas cortinas, sino que también se ha deshecho de su primera esposa, que lógicamente ahora vive en otro lado. El cambio no ha sido simplemente estético, sin dudas.

Formación durante “toda una vida”

En otro pasaje del reportaje, especialmente revelador de la falacia intrínseca de su contenido, el Gobernador de Salta afirma: «Yo me formé toda la vida para ser presidente».

Como es esta una afirmación fáctica expresada con cierta rotundidad, la periodista, antes de transcribirla tal cual salió de la boca del personaje, debió haberse tomado la molestia de comprobar cuál es realmente la formación de la que presume el Gobernador de Salta, cuáles han sido sus hitos formativos de cara al objetivo de convertirse en Presidente de la Nación, y si esta teórica formación ha durado, efectivamente y como él dice, toda su vida.

A punto de cumplir los 50 años de edad, el currículum oficial de Juan Manuel Urtubey, publicado en la página web del gobierno de Salta, menciona dos profesiones: la de abogado (que no ejerce ni ha ejercido, según se sabe) y la de profesor (una actividad a la que se dedica de forma ocasional y no de forma profesional).

Lo cierto es que la verdadera profesión del señor Urtubey es la de político (lleva más de 27 años ejerciéndola de forma ininterrumpida y viviendo del resultado económico de los cargos que ocupa) y su formación académica es realmente pobre, por donde se la quiera mirar, a juzgar por el mismo currículum, que aparece publicado en esta dirección.

Según esta publicación, en el apartado estudios solo figuran dos: 1) Abogado, estudios cursados en la Universidad de Buenos Aires en 1993; y 2) Bachiller Humanista-Instituto de Humanidades de Salta, 1987. No figuran estudios de postgrado, másteres o doctorados de ninguna naturaleza, ni clases impartidas en carreras o cursos de posgrado, ni papeles científicos en universidades o centros de estudio de prestigio, ni premios al mérito académico o intelectual, y, por supuesto, ninguna formación específica en imaginarias academias «para presidentes».

De lo que solo cabe extraer la conclusión de que no merece la pena discutir tanto sobre el significado de la expresión «formación» como acerca del verdadero alcance de la expresión «toda la vida».