La serena madurez del amor

El Intendente de Salta y el presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia, dos auténticos pesos pesados de la política lugareña, han protagonizado sonoros encontronazos en el pasado. Pero como en el partido al que ambos pertenecen las querellas del pasado se olvidan con llamativa facilidad, hoy reina entre ambos líderes -antaño mal avenidos- el amor más puro.

Los interesados, que hasta hace poco tiempo aireaban públicamente sus diferencias y se acusaban el uno al otro de ser el mariscal de la derrota en las pasadas elecciones, parecen decididos ahora a no ocultar sus sentimientos y se prodigan arrumacos y carantoñas en público, como lo demuestra la fotografía adjunta.

El nuevo matrimonio promete mucho más de lo que insinúa, ya que los contrayentes no vienen solos. En efecto, cada uno de ellos, por su lado, es el jefe de un clan político, a cuál más numeroso, que si llegaran a juntarse podrían hacer temblar a sus comunes contricantes trotskistas. "Los míos, los tuyos y los nuestros", en versión política.

Imaginemos por ejemplo la sobrecogedora emoción de una mesa bicéfala, presidida por Evita y Edita, auténticas nuevas abanderadas de los humildes; o quizá un procedimiento conjunto entre la Municipalidad y la Secretaría de Defensa del Consumidor para imponer multas a mansalva a los choripaneros de la Entre Ríos, por infracción a las normas de lealtad comercial y falta de higiene alimentaria, ambas en concurso ideal.

Muchos han interpretado esta cariñosa fotografía como la confirmación de que Miguel Isa -el Intendente- ya se está probando la banda de Gobernador de Salta. Pero la realidad es bien diferente, ya que es el Indio Godoy -el diputado- quien está probando la blandura del regazo del tercer Gobernador al hilo al que servirá con la exquisita fidelidad y abrasadora convicción que caracterizan a sus ya famosas lealtades sucesivas.

El único problema de este idilio es que el amor los encuentra a ambos un poco mayores.