
La información oficial dice que la sentencia ha sido pronunciada por el juez de la Sala II del Tribunal de Juicio de la ciudad de Metán, señor Sebastián Fucho. El condenado fue declarado culpable de los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado doblemente por ser cometido por un encargado de la guarda y en contra de una menor aprovechando la situación de convivencia, en concurso real con abuso sexual simple agravado doblemente por ser cometido por un encargado de la guarda y en contra de una menor aprovechando la situación de convivencia.
La denuncia de los hechos fue formulada por la madre de la víctima, una menor de 10 años. Según el portavoz de prensa del Poder Judicial salteño, la denunciante dijo en su momento a la Policía que advirtió que el pantalón de su hija estaba manchado de sangre y que, al preguntarle qué le había pasado, la niña contó que su padrastro la había agredido sexualmente y que lo venía haciendo desde que tenía 8 años.
El relato de la víctima refiere que las agresiones comenzaron cuando, encontrándose ella en la cocina de la casa, su padrastro pasó por detrás de ella y le tocó el trasero. Finalizó su relato diciéndole a su madre que nunca dijo nada «porque tenía miedo».
Al enterase de lo sucedido, denunciante increpó a su pareja, pero este en un primer momento negó los hechos. Más tarde admitió que lo sucedido «había sido un error», que se encontraba en estado de ebriedad y lo había hecho como venganza hacia la madre de la niña, «porque ella ya no quería estar con él».