
El profesor había sido denunciado por las madres de tres de sus alumnas. Las estudiantes acudían regularmente a un colegio secundario de Santa Victoria Oeste, en donde el condenado enseñaba la asignatura de matemáticas.
Las menores contaron a sus padres que el profesor les tocaba los pechos, las nalgas y las piernas cuando se acercaba a explicarles algún ejercicio. Dijeron que lo había hecho con ellas y también con otras compañeras del curso.
Las alumnas recurrieron a la dirección del establecimiento para avisar lo que les estaba sucediendo y sus madres se decidieron entonces a formalizar la denuncia contra el profesor.
El primer día del juicio, el profesor acusado admitió su responsabilidad en los hechos, pero aclaró que si había tocado a las alumnas lo había hecho de manera casual, sin mala intención. Adujo que se acercaba a los bancos a explicarles los ejercicios porque tenía problemas en las cuerdas vocales.
Al día siguiente, el profesor solicitó ampliar su declaración para terminar admitiendo que realizó los tocamientos de forma deliberada e intencional, por lo que pidió disculpas a las víctimas por los perjuicios ocasionados.
La sentencia del juicio ha sido firmada por el juez señor Pablo Farah, vocal de la Tercera Sala del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta, quien entre las reglas de conducta impuestas como condición para que el condenado no ingrese efectivamente en prisión, ha señalado el sometimiento a un tratamiento psicológico «para el control de sus impulsos».
El ADN del profesor de matemáticas será incorporado al banco de datos genéticos en donde se guarda la información de numerosos delincuentes sexuales de Salta.