El preso Chirete Herrera ha declarado esta mañana ante el tribunal que lo juzga por el homicidio de Andrea Neri que la culpa del luctuoso suceso la tiene otro recluso, identificado como «el Loco Balcarce».
De acuerdo con la declaración de Herrera, fue el tal Balcarce el que le calentó la cabeza enseñándole unas fotos de Facebook en las que supuestamente aparecía la fallecida Neri en compañía de otro hombre que no era Chirete.
La revelación ha caído como una bomba en los cuarteles generales de Facebook, que a los problemas por la filtración de datos de sus usuarios y de su manipulación con fines electorales por parte de la consultora Cambridge Analytica, se suma ahora la certeza de que sus páginas son accedidas libremente y con ancho de banda ilimitado por presos peligrosos de la cárcel de Villa Las Rosas en Salta.
Según Chirete Herrera, el loco Balcarce no solo le habría enseñado las fotos de Andrea Neri con otro hombre sino que le habría proporcionado el arma asesina, no sin antes decirle: «Fijate bien qué vas a hacer».
A los nervios de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, se unen los de toda la cadena de mandos penitenciaria, pues de las sorprendentes declaraciones de Chirete se desprende que en la cárcel de Villa Las Rosas los presos hacen su santa voluntad, hasta el punto que no solo tienen acceso a Facebook como cualquier persona que esté en pleno uso de sus derechos, sino que también fabrican y afilan «gubias» en el interior del penal como si se tratara de inofensivos juguetes.
Aún no se sabe cómo reaccionarán a estas insólitas revelaciones tres personas cuya situación procesal es bastante diferente a la de Chirete. Hablamos, cómo no, del citado Loco Balcarce, de la que fuera en el momento de los hechos Ministra de Justicia y máxima responsable de la seguridad de las prisiones provinciales, señora Pamela Calletti y del abogado Pablo Alavila, funcionario colaborador de la antigua ministra.
Por de pronto, se sabe que Zuckerberg y su equipo estudian colocar inhibidores de Facebook entre el tagarete de la avenida Yrigoyen y el cerro de Ciudad de Navidad, con la esperanza de que estos dispositivos impidan a los presos de la cárcel solazarse con el contenido de su popular, aunque sospechosa, red social.
Se espera que de un momento a otro el tribunal que juzga a Chirete y a cinco agentes penitenciarios «deduzca testimonio» para que un fiscal de la Provincia proceda contra el Loco Balcarce como presunto instigador del asesinato de la joven madre.
Se ha sabido también que el capítulo local de la Liga de las Buenas Costumbres, a la vista de lo sucedido, ha pedido al intendente Gustavo Sáenz que la calle Balcarce sea inmediatamente renombrada para que pase a llamarse Juana Figueroa en honor a la mujer asesinada por su marido a principios del siglo anterior, y cuyo santuario se encuentra a pocos metros de la celda en donde sucedieron los hechos por los que hoy se juzga a Chirete.
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