La jueza María Victoria Montoya Quiroga, que de forma interina integra la Sala I del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta ha condenado a un hombre de 44 años a la pena de ocho años de prisión de ejecución efectiva por resultar autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por la convivencia, abuso sexual con acceso carnal continuado agravado por la convivencia, amenazas y coacción, en perjuicio de su hijastra.
Según el portavoz de prensa del Poder Judicial salteño, el condenado era la pareja de la madre de la víctima y compartían una vivienda en barrio Palmeritas.
La denunciante contó que el compañero sentimental de su madre comenzó a abusar de ella cuando tenía 14 años. Lo hacía en el domicilio familiar, cuando su madre salía, o la llevaba de noche a las obras en construcción donde él trabajaba como albañil con el pretexto de buscar unas herramientas.
Cuando ella intentaba resistirse le pegaba con objetos en la cabeza o le daba golpes de puño. Producto de los abusos, a los 16 años quedó embarazada.
Cuando la joven cursaba el octavo mes de gestación, se fue a vivir a la casa de una amiga, pero su madre la denunció por fuga de hogar y tuvo que regresar.
La denunciante señaló que nunca le contó a su progenitora los abusos a que era sometida por su padrastro, porque el hombre amenazaba con matar a sus hermanos.
En diciembre de 2004 nació su hija e intentó escaparse varias veces con ella, pero la obligaban a volver. Entonces decidió marcharse sola, pero en 2006 su madre la buscó para entregarle a la niña, ya que ella se estaba en proceso de separarse del condenado y planeaba trasladar su residencia a Buenos Aires.
La denunciante vivió con su hija alrededor de un año, hasta que un día, mientras ella se encontraba internada en el hospital, el condenado mandó a buscar a la niña con su hermano con el pretexto de cuidarla y no se la devolvió.
Cuando le dieron el alta fue a buscar a la pequela, pero el condenado le dijo que no se la iba a entregar hasta que tuviera un lugar seguro donde vivir.
Poco tiempo después, la joven consiguió un terreno en el barrio Bicentenario y volvió a buscar a su hija, pero el condenado la retuvo una vez más.
El 30 de octubre de 2016, la denunciante fue a retirar a su hija a la escuela donde concurre y se la llevó con ella, por temor a que el condenado también la sometiera a maltratos y abusos. Ese mismo día, el hombre se presentó en el domicilio de la joven madre, intentó golpearla y amenazó con prenderle fuego a la vivienda con sus hijas adentro.
A todo esto, la joven, tras marcharse de su casa aumentó la familia con dos niñas más. Una vecina escuchó las amenazas y se acercó a ayudarla.
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