La salud de Reynoso pone a prueba la ecuanimidad de la justicia federal de Salta

El retraso en constituir la junta médica y el traslado del detenido a la cárcel federal de Güemes han propiciado que los facultativos (no menos de 5) que por orden judicial examinaron al exjuez federal de Orán, Raúl Juan Reynoso, determinaran que su estado de salud era tan malo que ameritaba el traslado urgente a un centro hospitalario para su atención y tratamiento.

Los médicos se reunieron finalmente el día martes 5 de julio, sin que hasta el momento ninguna fuente responsable del juzgado haya explicado de forma convincente las razones por las cuales no se reunió antes, sobre todo cuando el detenido y su familia venían advirtiendo con cierta insistencia del progresivo deterioro de su salud a causa de la reclusión.

Concluido el trabajo, los médicos elaboraron un informe que fue enviado al juez Julio Leonardo Bavio el día jueves 7 de julio a las 8 de la mañana, mediante transmisión de fax, dada la urgencia del caso.

Los médicos coincidieron en haber visto a Reynoso «muy deteriorado», con una preocupante pérdida de peso, con los niveles de azúcar en sangre muy por encima de los valores que debería presentar un enfermo que se encuentra controlado y adecuadamente medicado y con valores de tensión arterial sistólica cercanos o superiores a los 190 mmHg.

A la vista de la situación, la junta médica aconsejó el internamiento inmediato de Reynoso. El mismo jueves 7 de julio el Hospital San Bernardo ya había dispuesto la habitación para el detenido, pero nuevamente la justicia retrasó la decisión sin explicar los motivos para ello. El dictamen médico no fue comunicado a los abogados defensores de Reynoso ese mismo día, a pesar de que los letrados estuvieron toda la mañana en el juzgado esperando conocer el resultado de los estudios que se le practicaron a su defendido.

Ni los abogados de Reynoso ni su familia fueron avisados con antelación del examen médico y no pudieron estar presentes, aun asistiéndoles el derecho de acompañar al detenido.

Visita sorpresiva

Luego de ser examinado por los médicos designados por el juzgado, Reynoso fue devuelto a la cárcel de Güemes. Allí, el día siguiente de su revisión -el día miércoles 6 de julio- se personó el Juez Federal Nº 2 de Salta, Miguel Antonio Medina, quien nunca había visitado a Reynoso desde que éste se encuentra privado de su libertad. El juez dijo que lo hacía en cumplimiento de una orden de la Cámara Federal.

Medina portaba un televisor para el detenido, que según fuentes de su familia, «no tenía cable y no funcionó nunca». A pesar de ello -sostiene la familia- Medina dio a entender, después de la visita, que Reynoso «se encontraba bien» en su lugar de reclusión y que incluso «tenía televisor». Ambos extremos fueron negados por la familia.

Una pequeña 'cámara de exterminio'

Según otras fuentes, las condiciones reales de detención de Reynoso en la cárcel de Güemes no guardan ninguna relación con lo ventilado por algunos medios de comunicación.

Dicen estas fuentes que Reynoso fue recluido en «dos habitaciones pegadas» (una celda con cama y otra con una mesa escritorio), pero que el calefactor tenía una importante pérdida de gas, que no fue resuelta a pesar de que fueron a repararlo al menos tres veces.

Quienes visitaron al detenido en el lugar afirman que se asustaron porque «el olor era fortísimo y mareaba». El propio Reynoso contó cómo en la habitación contigua a la que se halla la cama estalló un termotanque enorme, provocando el lógico sobresalto, por las dimensiones del aparato y por el gas que flota en el ambiente.

Si bien las condiciones de detención de Reynoso pueden considerarse medianamente aceptables para un preso sano, no lo son tanto para un enfermo.

Durante el tiempo que permaneció allí, el exjuez federal recibió una alimentación «normal» (estofados, empanadas, etc.); es decir, no especialmente preparada para una persona con sus parámetros clínicos y por tanto riesgosa. Lo cual contradice la fundamentación judicial del traslado al penal de Güemes, que en su momento fue presentada ante la opinión pública como una medida para brindar al preso «mayor seguridad» y «una alimentación adecuada».

Una comparecencia retrasada

Además de un televisor (supuestamente sin cable), en aquella visita Medina era portador de una citación judicial para que Reynoso se presentara en persona a una audiencia que se había señalado para el día martes 12 de julio.

A pesar de que su estado de salud desaconsejaba el traslado de más de 100 kilómetros, entre ida y vuelta, Reynoso no fue dispensado de acudir a la audiencia personalmente.

En esa audiencia, que se convocó cinco días después del pedido de los médicos de internación urgente, se dispuso finalmente el ingreso del preso en el Hospital San Bernardo.

Tratamiento con insulina

Reynoso se encuentra ahora internado en una habitación común del servicio de Clínica Médica del Hospital San Bernardo, en donde puede recibir visitas. Sin embargo, su situación, lejos de ser la de un preso privilegiado, es la de un enfermo grave.

En principio, el exjuez federal permanecerá allí durante diez días, o por lo menos hasta que sus valores de tensión arterial y de glucemia se estabilicen.

El presidente del tribunal médico evaluador, doctor Albornoz, ha dicho que no se puede precisar ahora el tiempo de internación, ya que se han de practicar al enfermo varios análisis y estudios, que pueden llevar su tiempo.

Tanto la diabetóloga que trata a Reynoso desde hace seis años -Dra. Saavedra- como los psicólogos que asisten a la familia, consideran que la situación clínica del paciente reclama la prisión preventiva domiciliaria, aunque esta medida excepcional, solicitada por Reynoso hace bastante tiempo, aún no ha merecido la consideración judicial.

Los médicos señalan que más ahora que está siendo inyectado con insulina, «el control debe ser más estricto» y que ello no será posible en un centro penitenciario común.