
Con la designación de Rodríguez Messina, un oscuro administrador del dinero público que el gobierno destina de forma absolutamente discrecional al objetivo de controlar a los medios de comunicación, Urtubey confirma que la cartera de Estado que hasta hace poco era considerada como el «ministerio político» del gobierno ha perdido totalmente su estatus.
El Gobernador de Salta ha dejado pasar otra oportunidad para reflotar la influencia y el prestigio de un ministerio vaciado de sus competencias fundamentales (educación, seguridad y justicia) poniendo al frente de la cartera a un político con una cierta trayectoria y relaciones fluidas con la oposición y los demás poderes del Estado.
Todo indica que el joven e inexperto Rodríguez Messina -un funcionario que alcanzó cierta notoriedad por su asombrosa capacidad de incumplir sus compromisos- se seguirá ocupando de la manipulación de los medios a través del manejo arbitrario y partidista de la publicidad oficial. Aunque también es posible que dedique parte de su tiempo a lo que ahora mismo constituye el núcleo duro de las competencias de su ministerio: los plantines y las garrafas sociales.