Urtubey reúne a su comisión de corsos y festejos

El Gobernador de Salta está cada vez más ausente de la Provincia. Mucho más todavía cuando físicamente se encuentra en ella que cuando se encuentra en otros territorios del país desplegando su inigualable arte de vendedor de bazar oriental.

A Urtubey se lo ve incómodo en Salta; desubicado como chicharrón en pan de Navidad, que diría un goloso amante de la panificación criolla. Simplemente, no se halla en su elemento. Cuando está en Salta, es obvio que hay algo que le tira de «aquí».

Para cubrir las formas -y poco más que eso- el aparato de comunicación oficial lo sitúa a Urtubey anunciando planes faraónicos de inversión educativa y dirigiendo imaginarias reuniones de gabinete. Actividades inútiles y vacías de contenido, tanto la primera como la segunda.


El anterior tuit, publicado por la Secretaría de Comunicación del gobierno de Salta, nos dice por ejemplo que Urtubey «encabezó» una reunión de gabinete, pero añade que el objeto de esta no fue planificar las futuras actuaciones del gobierno ni evaluar el resultado de las pasadas, sino «analizar la agenda de actividades de cada área».

Es decir, que lo que los ministros se reunieron en torno al Gobernador para contarles cada uno como está su agenda para esta semana. Por ejemplo, le interesará saber a Urtubey si el ministro Juan Pablo Rodríguez ha organizado otro concurso de batucadas, como lo hizo el pasado mes de junio; si la ministra Pamela Calletti, titular de la cartera de Justicia, tiene previsto otra degustación gourmet, como aquella que organizó en la pasada Ferinoa, o si el Ministerio de Derechos Humanos -ahora también bajo la batuta de Calletti- planea sortear muñecas, bebotes y pelotas, armar peloteros, camas elásticas, giroscopios y toros mecánicos, como ya hizo en más de una ocasión.

En suma, que Urtubey quiere que la cosa «se mueva», y que sus ministros le organicen la fiesta interior durante su ausencia. Para eso, es fundamental enterarse de la «agenda de actividades» de cada funcionario, porque de sus políticas, como ninguno las tiene, es mejor no preguntar.