El asalto de los partidarios de Trump al Capitolio blanquea los disturbios del velatorio de Maradona

  • Pocos calculaban que unos incidentes de esta magnitud se iban a producir en el corazón de una de las democracias más sólidas del mundo.
  • Ejemplos desgraciados

Pero las noticias vuelan y los malos ejemplos recorren el mundo en cuestión de pocos segundos.


Las lamentables imágenes que llegan de Washington sorprenden y desagradan en el selecto mundo democrático, pero apenas si llaman la atención en la Argentina, país en donde casi todos recuerdan que la Presidente saliente en 2015 se negó a entregar los atributos del mando a su legítimo sucesor, no antes de llevarse a su casa la cuenta de Twitter de la Presidencia de la Nación y de cambiarle la contraseña al wi-fi de la Casa Rosada.

Los gestos concretos que apuntan a desconocer el resultado de unas elecciones, certificadas y validadas por la autoridad electoral, no son por tanto nuevos y parecen extenderse peligrosamente por el mundo. La Argentina primero y los Estados Unidos después demuestran que la desobediencia y el descrédito pueden llegar incluso hasta minutos antes de producirse la sucesión en el poder.

En materia de disturbios y de irrupción violenta de manifestantes en los edificios públicos también ha impartido la Argentina lecciones al mundo.

A finales de noviembre de 2020, y no con ocasión de unas elecciones sino con el pretexto de darle «el último adiós» a Diego Maradona, una turba descontrolada superó las líneas de vigilancia de la sede del gobierno federal argentino e invadió hasta los rincones más reservados de la Casa Rosada.

Algo parecido ha sucedido esta tarde en el Capitolio de Washington, un lugar emblemático de la democracia universal, ubicado a pocos metros de la sede de la Suprema Corte del país.

Los manifestantes -a los que el presidente Donald Trump no ha desautorizado expresamente- han entrado a saco en el edificio, han roto puertas, ventanas y cristales, y han invadido los despachos de los legisladores.

Un medio millar de personas, entre representantes y senadores, han debido ser evacuados al sótano del Capitolio por razones de seguridad. Los manifestantes irrumpieron en el edificio cuando se celebraba el debate al cabo del cual la representación del pueblo de los Estados Unidos debía convalidar el resultado de las elecciones presidenciales del pasado 4 de noviembre.

Los legisladores no solo fueron evacuados sino que se les pidió que se colocaran máscaras antigás, ante la previsión de incidentes todavía más graves.

Las fuerzas de seguridad que custodian la sede del Congreso americano se encuentran desbordadas, pero un grupo de elite armado parece dispuesto a abrir fuego contra los manifestantes pro Trump si el asalto amenaza la vida o la seguridad de los legisladores.

Entre tanto, los principales líderes parlamentarios del derrotado Partido Republicano, con el vicepresidente Mike Pence a la cabeza, han adelantado que van a respaldar la victoria de Joe Biden y que no van a eludir el cumplimiento de la ley, como les ha pedido Donald Trump.

La tensión aún no se ha disipado, y muchos temen que estos desgraciados sucesos -que incluyen una mujer herida grave por un disparo de arma de fuego- puedan provocar un deterioro irreparable en el sistema político norteamericano y sentar un nefasto precedente para la democracia en todo el mundo.