Juan Martín Del Potro ha vuelto por sus fueros y logrado un triunfo digno del oro olímpico al vencer al número uno del mundo y máximo candidato a la medalla dorada en Río 2016. El serbio Novak Djokovic ha caído ante el tandilense por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-2) tras casi dos horas y media de intensa batalla. Fue tan brillante y emotivo lo de Delpo que en esos aspectos se puede comparar en parte con la medalla dorada alcanzada este sábado por la judoka Paula Pareto, tal fue la magnitud del golpe que dio Del Potro, aunque los fríos números marquen que se trató apenas del partido inaugural de singles para el argentino.
Es que además Djokovic llegó a Brasil con la consigna de lograr la medalla olímpica, porque, según había manifestado varias veces antes del comienzo del torneo, era su sueño, algo inédito en su frondoso e incomparable palmarés.
Sin embargo, otro exnúmero uno del mundo como el brasileño Gustavo Kuerten había advertido de esta posibilidad para Del Potro cuando sostuvo el día de la inauguración de estos Juegos Olímpicos en los que arrancó transportando la antorcha, que «para ganarle a Djokovic, la única chance es hacerlo en primera ronda, cuando todavía no entró en competencia».
Los pronósticos de Kuerten se hicieron realidad, aunque en este caso con el valor agregado de que Del Potro volvió a ser aquel enorme jugador de tenis virtuoso y contundente, después de que las muñecas le jugaran continuas malas pasadas con sus lesiones y operaciones.
Es que el bonaerense jugó con notable autoridad, fue expeditivo con su servicio y complicó a Nole con sus devoluciones, hasta el punto de lograr ocho veces colocarse con break point a su favor, aunque al final no pudiera romper el servicio de su adversario. Sin embargo el mérito consistió en que Djokovic no tuvo ninguna opción de break a lo largo de las casi dos horas y media de juego.
Ambos recargaron el juego sobre el revés del rival y luego buscaron variantes para sorprender, pero en estos lances fue la derecha de Del Potro, cruzada a veces y paralela en otras ocasiones, la que marcó diferencias.
Aquí fue decisiva la excelente condición física exhibida por Del Potro, que solamente evidenció algunas dificultades de desplazamiento cuando sus 198 centímetros de altura y sus proporcionados 98 kilos de peso se lo pusieron difícil para llegar a los vértices y levantar las pelotas flojas del número uno del mundo.
Pero para ganar este tipo de partidos, la cuota de fortuna también es necesaria y en este aspecto el tandilense tuvo por lo menos cuatro, la misma cantidad de ocasiones en que la bola pegó en la faja y cayó del lado de su rival, incluyendo la última del partido.
Todo eso contribuyó a cuajar la mejor actuación de Del Potro desde su regreso a los circuitos en febrero pasado, luego de la cadena de lesiones que lo mantuvieron alejado del circuito durante casi dos años enteros.
Claro que también para esto también fue importante que la victoria se consumara en dos sets y no se llegara a un tercero, porque en tal supuesto habría influido el estado físico de Delpo. La prueba de su verdadero estado de forma la tendremos esta misma mañana, cuando el tandilense vuelva a pisar la cancha del Centro Olímpico de Tenis de Barra de Tijuca para enfrentar al portugués Joao Sousa, número 36 del mundo.
Y ese signo de interrogación se acrecentará cuando sobre las 17 deba afrontar junto a Máximo González el partido de dobles frente a la dupla española conformada por Rafael Nadal y Marc López.
Pero eso es hoy más que nunca harina de otro costal, porque la victoria alcanzada sobre Djokovic, al que zarandeó de un lado a otro de la cancha, desgastándolo hasta el punto de obligarlo a cometer errores no forzados que el mejor jugador del mundo habitualmente no comete, para doblegarlo mental y físicamente en dos tie breaks, no solamente será para disfrutar mientras dure la memoria, sino que también sirve para devolver a Del Potro al selecto club de los mejores del planeta, con independencia del ranking.
Fuente: Télam