El Barça culmina una remontada inédita y supera al PSG por 6 goles a 1

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El Fútbol Club Barcelona ha escrito esta noche una página brillante en la historia del fútbol mundial, al conseguir clasificar para los cuartos de final de la Champions League, a expensas del mismo rival que en el primer partido de la eliminatoria directa le endosó cuatro goles en el Parque de los Príncipes.

El equipo catalán consiguió doblegar a su rival por 6 goles a 1, después de un partido vibrante, caracterizado por un férrero planteamiento táctico por parte de Unai Emery, técnico del PSG, y por un arrollador empuje del equipo blaugrana, que se fue al descanso con una ventaja de 2 a 0.

Liderados por un brillante Neymar, cuyo despliegue llegó a opacar a Leo Messi, el Barça consiguió un resultado que lo mete en la historia de la competición, ya que hasta el momento ningún equipo que hubiera sido derrotado en el primer partido por un marcador tan amplio había conseguido darle la vuelta a la eliminatoria.

Un gol del uruguayo Edinson Cavani añadió suspense a la eliminatoria. El tanto parisino obligaba al Barça a marcar tres goles en un cuarto de hora, cosa que consiguió. Dos goles de Neymar (uno de falta y otro de penal) y el tanto final señalado por Sergi Roberto, obraron finalmente el milagro.

El partido comenzó de cara para el Barcelona con el tempranero tanto de Luis Suárez, que puso el 1 a 0 en el minuto tres del encuentro. Már tarde, los locales aumentaron su ventaja gracias a un gol en contra señalado por el lateral izquierdo del PSG tras una buena jugada de Andrés Iniesta.

En el complemento, el técnico asturiano del Barça dio entrada al turco Arda Turan en lugar de Iniesta y mandó al terreno de juego a André Gomes y a Sergi Roberto. Una apuesta delicada, ya que en el banquillo esperaba Paco Alcasser, delantero centro.

En el PSG, Emery dio entrada a Ángel Di María, que tuvo en sus botas el 2-3 que habría sentenciado la eliminatoria a favor del PSG.

Tras esta incidencia, Neymar marcó dos goles seguidos: el primero, con impecable disparo de falta directa que se coló por la escuadra del arquero Trapp, y el segundo de penal, un penal que Messi no quiso tirar.

La puntilla la puso Sergi Roberto, el lateral de Reus que había entrado de refresco. La apoteosis se vivió entonces en un Camp Nou lleno hasta la bandera, que ahora espera conocer al próximo rival en el camino hacia el máximo trofeo continental de clubes.