
El equipo que dirige Alejandro Sabella comenzó el encuentro con un gran control del juego, especialmente en medio campo y en defensa. A diferencia de los rivales a los que enfrentó en las rondas anteriores, el seleccionado belga no se encerró y llevó su juego a terreno argentino.
En el primer tramo del partido sobresalieron especialmente Ángel Di María, Ezequiel Lavezzi y Gonzalo Higuaín. Una jugada del volante del Real Madrid finalizó en un disparo suyo que fue parcialmente rechazado por un defensor belga. El rechace fue capturado en la frontal del área por Gonzalo Higuaín, quien sin dejarla botar, con derechazo certero la colocó a la derecha del portero Thibaut Courtois, que no pudo reaccionar.
A partir del gol la Selección Argentina ralentizó su juego y, más tarde, a causa de la salida de Di María por lesión, mostró un juego decididamente defensivo que, a la postre, le serviría para conservar la ventaja en el marcador, casi sin pasar apuros.
Lo cierto es que Bélgica no tuvo sino hasta el final del encuentro llegadas muy claras al área argentina y que el equipo nacional organizó algunas contras con mucho peligro, como una estupenda jugada personal de Higuaín que finalizó con un disparo al travesaño o una postrera ocasión de Messi, que tras recibir una habilitación de Rodrigo Palacio, quedó mano a mano con el arquero Courtois, que detuvo su disparo.
Argentina espera ahora por el ganador del partido que dentro de dos horas disputarán la revelación del torneo -Costa Rica- y Holanda. La buena noticia es que, a pesar del ajustado resultado, el equipo de Sabella mostró una mayor solidez defensiva con la inclusión de Martín Demichelis en el centro de la zaga y un mejor control del mediocampo con Lucas Biglia en lugar de Fernando Gago.
La Selección Argentina no alcanzaba las semifinales de una Copa del Mundo desde el 1 de julio de 1990, fecha en que el equipo entrenado por Carlos Bilardo y capitaneado por Diego Maradona se impuso a Yugoeslavia por 3 a 2 en la tanda de penales.