Cuando la 'patria grande' te bloquea

Mientras Evo Morales y Cristina Kirchner, en pleno éxtasis de su jubileo anticolombino, entronizan a Juana Azurduy y se prometen una mutua y duradera fidelidad entre «pueblos hermanos», los hermanos de la histórica ciudad minera de Potosí, en Bolivia, mantienen como rehenes de facto a unos setenta extranjeros, entre ellos sesenta turistas de nacionalidad argentina.

Una masiva protesta organizada por el Comité Cívico Potosinista, que exige al gobierno de Morales medidas de desarrollo para el Departamento, mantiene desde hace dos semanas cortados los accesos a la ciudad y cautivos dentro de ella a un número significativo de extranjeros. Los argentinos padecen, además, la indiferencia del gobierno nacional que podría haberlos ya evacuado del lugar por vía aérea, pero que aún se lo está pensando.

Los organizadores de la protesta, todos ellos «hermanos» de la famosa 'patria grande' argumentan que los «compañeros extranjeros» no pueden salir de la ciudad porque los accesos están físicamente impracticables; es decir, obstruidos por tierra, escombros, troncos y, en algunos casos, camiones atravesados.

Mientras la tensión social va en aumento, por la falta de diálogo entre Comcipo y el gobierno de Morales, el gobierno argentino se lava las manos, esgrime la falta de aviones adecuados para sacar a los nacionales de Potosí y se niega a protestar ante el gobierno boliviano por temor a que alguien interprete que está entrometiéndose en asuntos de la política interna de otro país.

Los afectados tienen la sensación -muy comprensible, por cierto- de que a nadie le importa su situación. Que el gobierno boliviano se muestra incapaz de hacer valer su derecho a transitar libremente por el territorio y que el argentino -después de las bodas de Juana Azurduy- no se muestra muy dispuesto a jugarse las buenas relaciones por un puñado de gente que considera que puede resistir sin problemas hasta que la tensión social desaparezca en Potosí y se liberen los caminos.

El pesimismo de los extranjeros atrapados llega al extremo de pensar que la evacuación aérea será imposible, por cuanto el acceso al aeropuerto también ha sido bloqueado por los manifestantes.

La situación comienza a tornarse seria, no solo por la retención de los extranjeros sino por la creciente insatisfacción de los argentinos retenidos con las autoridades de su país. Una decena de salteños se encuentra varada en Potosí y hasta el momento tampoco el gobierno de Salta ha mostrado una especial preocupación por su situación ni ha ofrecido ayudas para poder evacuarlos.