
Al menos 230.000 personas perdieron la vida en el desastre natural conocido más grande del siglo XXI. La comunidad científica se refiere a él como «el terremoto de Sumatra–Andaman».
Según el Centro Nacional de Datos Geofísicos de Estados Unidos, los países más afectados fueron Indonesia (170.000 víctimas), Sri Lanka (35.000), India (18.000) y Tailandia (8.000).
Junto al elevado de número de víctimas locales, destaca la cifra de 9.000 turistas extranjeros muertos, la mayoría de ellos europeos. El país que se llevó la peor parte es Suecia, con 543 nacionales fallecidos en el tsunami, seguida de Alemania con 539.
A las víctimas mortales se suman los 2 millones de desplazados y el millón y medio que perdió sus medios de vida. Los daños materiales ascendieron a 14.000 millones de dólares. En la reconstrucción, que aún continúa, se han invertido cifras cercanas a los 7.000 millones de dólares, según el Banco Mundial.
La ayuda internacional fue decisiva para las tareas de reconstrucción, que se acometieron de forma irregular en los distintos países. En algunos, la corrupción provocó un desvío de fondos que anuló el esfuerzo solidario internacional.
A diez años de la tragedia, es la costa tailandesa la que exhibe la reconstrucción más avanzada. En alguna de las áreas más dañadas, como la de Aceh, en la isla indonesia de Sumatra, la ciudad ha sido reconstruida casi en su integridad. Los testimonios relatan que ahora la ciudad está incluso mejor que antes de la llegada de la ola negra, con suelo pavimentado y construcciones de mayor calidad.