La ultraderecha nacionalista pierde las presidenciales en Austria por 31.000 votos

El partido ultraderechista FPÖ ha perdido finalmente por una mínima diferencia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas en Austria el pasado domingo. Su candidato, Norbert Hofer, se había impuesto sorpresivamente en la primera vuelta, al alcanzar el 35 de los sufragios.

Cuando la victoria parecía segura para el partido antiinmigración y euroescéptico de Hofer, el recuento del voto por correo volcó la elección a favor de su contrincante, el ecologista Alexander Van der Bellen, que obtuvo el 50,3% de los sufragios.

Austria, país miembro de la Unión Europea, es una república federal parlamentaria, por lo que el presidente del país carece de funciones ejecutivas, aunque puede disolver el parlamento y llamar a nuevas elecciones.

El ganador de las elecciones ha efectuado un llamamiento a la unidad de un país dividido en dos, y exhortó a sus compatriotas a no aislarse de Europa.

“El FPÖ es ahora el partido más fuerte en las encuestas, pero los ciudadanos que lo rechazan y afirman que nunca será para ellos una alternativa se mantienen en un 40%”, explica el politólogo de la Universidad de Viena Laurenz Ennser-Jedenastik, citado por el diario El País.

Tras una campaña polarizada “especialmente en torno a la migración” y con una participación del 72,7%, muy alta para una segunda ronda electoral, la balanza tras cerrarse las urnas podría haberse inclinado hacia cualquiera de los dos lados. Finalmente solo seis décimas de punto separaron al ganador (50,3%) del perdedor (49,7%).

Consciente de la fractura que recorre el país, Van der Bellen subrayó en su primera comparecencia ante los medios la necesidad de que los políticos se vuelquen en dar respuesta “a las preocupaciones y miedos” de la sociedad austriaca. El resultado refleja que “hay dos mitades que hacen Austria, una tan importante como la otra”, afirmó. Como presidente “imparcial” que representará al país en el exterior, Van der Bellen anunció que renuncia a su militancia en Los Verdes, el partido que ha apoyado y financiado su campaña.

Reacciones en Europa

Europa no tardó en dar la bienvenida al nuevo mandatario, cuyo papel es principalmente protocolario. Bruselas observaba con preocupación el ascenso de la ultraderecha austriaca y la posibilidad de que ocupara la presidencia un dirigente que afirma que hoy rechazaría el ingreso de Austria en la UE. El éxito electoral de Hofer, además, ha animado a otras fuerzas de extrema derecha como el Frente Nacional de Marine Le Pen o Alternativa por Alemania, cuya líder, Frauke Petry, manifestó poco antes de conocerse el resultado que seguía “confiando” en una victoria del FPÖ.

“Es un alivio ver que los austriacos rechazan el populismo y el extremismo”, tuiteó el primer ministro francés, Manuel Valls. No obstante, alertó de que “todos en Europa deben sacar una lección de esto”. En la misma línea, el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, el socialista francés Pierre Moscovici, pidió a los proeuropeos que “pasen a la ofensiva” para frenar el auge de populismos.

El FPÖ, aunque derrotado el domingo, no ha dejado de crecer en la última década, como se encargó de recordar su líder, Heinz-Christian Strache, que tiene ahora en el punto de mira la cancillería austriaca en las elecciones generales previstas en 2018. Los ultranacionalistas aparecen regularmente como primer partido en las encuesta. “Ya hemos logrado iniciar el cambio”, aseguró Strache.

El resultado obliga a dar un giro a la acción de gobierno

Van der Bellen será el primer presidente de Austria en más de 50 años que no procede de ninguno de los grandes partidos, socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP), o ha sido arropado por ellos para llegar al cargo. Las formaciones que gobiernan el país en coalición y han dominado la política austriaca desde la posguerra, han quedado fuera de juego en estas elecciones. Sus candidatos no lograron pasar a la segunda vuelta, una debacle que confirma un retroceso iniciado hace tiempo y que los ultranacionalistas han aprovechado para crecer. “Hemos entendido la protesta”, aseguró ayer el nuevo canciller, el socialista Christian Kern, en relación con un resultado “muy justo” que obliga al Ejecutivo a “reorientar” su política.

El auge del FPÖ y la política de asilo provocaron hace unas semanas la dimisión del anterior jefe del Gobierno, Werner Faymann. El líder democristiano, Reinhold Mitterlehner, ha admitido la necesidad de dar un giro a la acción de gobierno. Ambos partidos se juegan su preeminencia en las elecciones generales de 2018 ante una ultraderecha que les supera en las encuestas.

Fuente: El País